Ayer, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, renunció a su cargo argumentando que no tiene energía para un segundo mandato y que “sabe lo que requiere su trabajo y no tiene lo suficiente para hacerle justicia”. La funcionaria dejará su puesto antes del 7 de febrero.
“Para mí, ya es hora. Ya no tengo energía para otros cuatro años”, declaró frente a miembros del Partido Laborista, del que forma parte, y explicó: “Me voy porque con un papel tan privilegiado viene la responsabilidad. La responsabilidad de saber cuán eres la persona adecuada para liderar y cuándo no lo eres”.
A su vez, agregó: “Sé lo que requiere este trabajo. Y sé que ya no tengo suficiente en el tanque para hacerle justicia. Es así de simple”. “Soy humana, los políticos son humanos. Damos todo lo que podemos durante el tiempo que podemos. Y entonces es el momento. Y para mí, es el momento”, sostuvo.
“Estos fueron los cinco años y medio más gratificantes de mi vida. Pero también hubo desafíos. Entre una agenda centrada en la vivienda, la pobreza infantil y el cambio climático, nos encontramos con un evento terrorista interno, un gran desastre natural, una pandemia mundial y una crisis económica”, mencionó.
Precisamente fue el manejo de la pandemia de covid-19 una de las causas del desgaste de su Gobierno, ya que Nueva Zelanda comenzó como un caso de éxito en materia del control del virus. Pero su gestión terminó siendo considerada un fracaso cuando las restricciones estrictas sobre la población no lograron frenar la suba de casos y generaron protestas.
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