Conectado a un tubo respiratorio debajo de varias mantas, un hombre infectado de Covid-19 gime en una camilla en el servicio de emergencias de un hospital de Chongqing, en el centro de China. En esta ciudad, y por todo el país, el virus repunta. Las autoridades aseguran que los contagios son imposibles de supervisar tras el abrupto abandono de los test masivos, las restricciones de viaje y los confinamientos aplicados desde el comienzo de la pandemia.
Un paramédico del Primer Hospital Universitario Afiliado de Chongqing confirma que el adulto mayor tiene Covid. Cada día reciben decenas de personas, de los que un 80 a 90% están infectados con este virus. “La mayoría son adultos mayores”, dice durante su turno. “Muchos de los trabajadores del hospital son positivos también, pero no tenemos otra opción que seguir trabajando”, añade.
Millones sin vacunar
Millones de ancianos en China no están completamente vacunados, lo que acentúa el temor a una muerte masiva entre este colectivo por culpa del virus. Sin embargo, bajo las nuevas instrucciones del gobierno, muchos no serán contabilizados como víctimas de la pandemia.
Antes, las personas que perecían que estaban contagiadas se contabilizaban como fallecidos por Covid. Ahora, solo computarán aquellos que mueran por un fallo respiratorio consecuencia directa de la infección. “La gente mayor tiene otras patologías previas, solo un número muy pequeño muere directamente de un fallo respiratorio causado por el Covid”, dijo un responsable sanitario esta semana.
En Chongqing, el personal hospitalario no da abasto trasladando a los pacientes ancianos a diferentes plantas del centro, esquivando a familiares y otros visitantes ansiosos. Un médico de planta confirma que una parte importante de las camas están ocupadas por pacientes de Covid, pero evitó dar más detalles.
Crematorios ocupados
En un enorme crematorio en el entorno rural de la ciudad, una larga fila de vehículos esperaba para poder estacionar dentro del complejo funerario. Decenas de familiares se reunían en grupos, algunos cargando urnas de madera, entre el retumbar de gongs funerarios y el olor a incienso. En el interior, las familias contemplan cómo los restos de sus allegados son incinerados y cuidadosamente colocados en urnas metálicas.
Cuatro familias dijeron que sus parientes no murieron de Covid, sino de enfermedades previas. Pero un hombre de mediana edad explicó que un allegado de edad avanzada falleció tras dar positivo al virus. “He estado atareado constantemente”, dice un conductor funerario. “Trabajamos más de diez horas diarias con pocos descansos”, añade. “Recientemente, el número de incineraciones ha sido muy alto”, dice un empleado de otro crematorio dentro de la ciudad. “No es posible poner los cuerpos en las refrigeradoras, deben ser incinerados el mismo día”.
Lejos de los hospitales y los complejos funerarios, Chongqing volvía a cierta normalidad, con peatones y el tráfico empezando a colapsar algunas vías. Un taxista de apellido Yang dice que mucha gente se ha infectado ya, incluido él mismo, toda su familia y la mayoría de sus amigos. “No tuvimos otra opción que tratarnos nosotros mismos en casa”, dice.
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