Bajo presión popular el Congreso aprobó el adelanto de elecciones presidenciales y legislativas para abril de 2024. Con elecciones en abril de 2024, el cambio de gobierno sería en julio de ese año, un tiempo que en este escenario de indignación ciudadana por el profundo descrédito y alta impopularidad del Congreso y del Ejecutivo, es una eternidad peligrosa.
Esta decisión es un retroceso respecto a lo que el Congreso había debatido el pasado viernes, que era elecciones para diciembre de 2023, que no alcanzó los votos necesarios. Esa fecha de 2023 ya había sido aceptada por el gobierno y los organismos electorales. Pero inexplicablemente la derecha que controla el Congreso, encabezada por el fujimorismo, cambió y decidió aprobar una fecha posterior.
La derecha bloqueó la propuesta de la izquierda para que junto a las elecciones adelantadas se realice un referéndum para que la población decida si se convoca o no a una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución neoliberal que viene de la dictadura del encarcelado Alberto Fujimori. Una postura que revela su temor al voto popular. La Asamblea Constituyente es otra demanda de las movilizaciones populares de estos días.
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