La policía y las autoridades de Seúl quedaron en el centro de las críticas tras la estampida mortal en la que murieron al menos 154 personas durante las celebraciones de Halloween luego de que se revelara que destinaron sólo 137 agentes para controlar una multitud que se preveía iba a superar las 100 mil personas.
Casi 7.000 policías fueron enviados a otra parte de la capital surcoreana el mismo sábado para supervisar una serie de protestas, un evento que atrajo a miles de personas, pero más chica que la multitud que acudió al popular distrito de vida nocturna de Itaewon.
Incluso la comisión creada para investigar por qué surgió la multitud tiene 475 miembros, el triple de la cantidad de oficiales de la policía asignada al control de multitudes. Videos compartidos en redes sociales muestran a los equipos de emergencia practicando maniobras de resucitación sobre decenas de personas en las calles
Mientras Corea del Sur está de luto, las autoridades se enfrentan a duras preguntas sobre los preparativos de las celebraciones y a la exigencia de responsabilidades tras el peor desastre del país en casi una década. El gobierno nacional insiste en que no había forma de predecir que la multitud se descontrolaría.
Los expertos no están de acuerdo. El despliegue de tan pocos agentes de policía, según ellos, demuestra que las autoridades estaban mal preparadas, a pesar de saber de antemano que habría una gran concentración.
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