Un ataque masivo lanzado ayer por Rusia impactó infraestructura crítica en la capital ucraniana Kiev y en una docena de regiones del país quedaron sin agua ni electricidad, dos días después de que el Kremlin culpara a las fuerzas ucranianas de los ataques con drones a su flota de Crimea en el Mar Negro. La oleada de misiles en el día 250 del conflicto cayó en algunas de las principales ciudades ucranianas, como Kiev y Jarkov, además de Zaporiyia, Dnipro y Odesa, entre otras.
"Desde las 7 (las 2 en la Argentina) del 31 de octubre, los ocupantes rusos llevaron a cabo varias oleadas de ataques con misiles contra infraestructuras críticas en Ucrania", dijo el Ejército, añadiendo que "44 misiles" fueron derribados y que uno de ellos cayó en territorio moldavo, junto a la frontera ucrania, sin causar víctimas, según la agencia Interfax.
Imágenes publicadas por el Ministerio del Interior de Moldavia mostraban una espesa columna de humo que se elevaba sobre la ciudad norteña de Naslavcea, en la frontera con Ucrania, además de ventanas rotas en varias casas de la zona.
El canciller de Ucrania, Dmitro Kuleba, dijo que no había justificación para que Rusia lanzara misiles destinados sólo a infligir sufrimiento a los civiles. "No justifique estos ataques llamándolos una 'respuesta'. Rusia hace esto porque todavía tiene los misiles y la voluntad de matar ucranianos", tuiteó.
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