Decenas de neerlandeses protestaron contra la inmigración en Ter Apel, una localidad de Países Bajos cerca de la frontera alemana, donde desde hace varios días cientos de refugiados acampan en las afueras de un centro de recepción “desbordado” y en el que murió un bebé de tres meses.
“El motivo de la protesta es que ya tenemos bastantes molestias, como los robos en las tiendas (...) Y ahora vemos a las personas quedarse fuera, frente al centro de solicitantes de asilo”, dijo Eric Wessls, uno de los manifestantes, al canal Euronews.
“Decimos que los verdaderos refugiados son bienvenidos, como la gente de Ucrania o los que huyen del terrorismo islamista, pero esos son jóvenes africanos y no podemos tolerarlo por más tiempo”, añadió, según reprodujo la agencia de noticias Europa Press.
Durante dos noches, unos 700 migrantes durmieron a la intemperie porque el centro de recepción de asilo, con una capacidad de 2.000 personas, está completo. En dicho espacio —que fue denunciado por Médicos Sin Fronteras por estar “desbordado” y ser “incapaz de atender necesidades básicas”— hace tres días murió un bebé de tres meses en condiciones que se investigan.
El hecho detonó protestas de varios cientos de personas frente al lugar, y generó la reacción de la Comisión Europea.
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