El presidente de Perú, Pedro Castillo, comenzó esta semana su segundo año de gobierno cercado por la oposición en el Congreso y por investigaciones de la Fiscalía, lo que genera un escenario que, una vez más, hace que muchos duden de que pueda terminar su mandato en 2026.
El discurso anual de Castillo, el 28 de julio, sólo agudizó más las tensiones, según los analistas, en medio del elevado rechazo popular al Ejecutivo y al Legislativo, del crecimiento de sectores que exigen elecciones generales anticipadas y del clamor para que se atiendan los problemas del país.
“No avizoro que en este año legislativo las fuerzas políticas declinen en sus intentos golpistas”, anticipó la parlamentaria Betsy Chávez, quien, como buena parte del oficialismo, cree que lo que está en marcha es un golpe de Estado contra Castillo encubierto en un proceso de vacancia (destitución).
Por lo pronto, el congresista Edward Málaga confirmó que se trabaja en la destitución: “Hay una moción que llamamos ´vacancia 3.0´, trabajada por diferentes bancadas.
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