El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo a los líderes árabes que su país seguía comprometido con Medio Oriente y no cedería influencia "para que la llenen China, Rusia o Irán", en el marco de una cumbre en Arabia Saudita que cerró un viaje por la región que tuvo como gran objetivo impulsar la producción de petróleo para mitigar la disparada de precios que provocó la guerra en Ucrania.
La cumbre, última parada de la gira de Biden por Medio Oriente que lo llevó antes a Israel y Cisjordania, reunió a los seis miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, así como a Egipto, Jordania e Irak.
Biden aprovechó el encuentro para hablar de la volatilidad de los precios del petróleo y expuso su visión sobre el papel de Washington en la región para no ceder influencia a Rusia y China. En esa línea, prometió un paquete de 1.000 millones de dólares en para la seguridad alimentaria en Medio Oriente y el norte de África, amenazada desde la invasión rusa de Ucrania.
Esa guerra puso de manifiesto una divergencia antes impensable entre Washington y los principales aliados de Medio Oriente, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU), gigantes petroleros cada vez más independientes en la escena internacional.
Los ricos países del Golfo, que reciben a las tropas estadounidenses y apoyaron a Washington durante décadas, se abstuvieron de apoyar al gobierno de Biden en su intento de aislar al Kremlin. Los analistas afirman que esta nueva postura revela un punto de inflexión en las relaciones del Golfo con Estados Unidos.
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