Después de una semana sin comunicación oficial sobre el hundimiento del Moskva, el buque insignia de la marina rusa que Ucrania asegura haber atacado con proyectiles, el Ministerio de Defensa de Rusia admitió este viernes que el saldo del ataque fue de un muerto y 27 desaparecidos. “Como resultado del incendio el 13 de abril, el crucero de misiles Moskvá resultó gravemente dañado debido a la detonación de la munición. Los intentos de la tripulación de extinguir el incendio fueron en vano. Durante la lucha por salvar el buque, un marinero murió y otros 27 están desaparecidos”, señaló el ministerio ruso de Defensa, según la agencia oficial Tass.
En el comunicado oficial agregaron que el resto de los 396 tripulantes del barco fueron rescatados y evacuados. A través de su comunicado, Moscú insiste en que el incidente fue provocado por un incendio que luego desató la explosión de las municiones que estaban en la embarcación. Sin embargo, desde Kiev afirman que el Moskvá se hundió como consecuencia de un ataque de sus tropas. En la segunda mitad de 2015, el crucero lideró la formación permanente de las fuerzas navales rusas en el Mediterráneo, donde protegía la base aérea rusa de Jmeimim, en Siria, con sus sistemas de defensa aérea.
Ucrania se adjudica el hundimiento del buque
Si bien el comunicado ruso insiste en que el Moskvá se hundió producto de un incendio que los marines no lograron apagar, desde Ucrania afirman que fue su tropa fue la que golpeó al buque insignia. Para Kiev, la nave fue alcanzada por dos misiles antibuque de fabricación ucraniana. El gobernador de la región de Odesa, Maxime Martchenko, dijo a agencias de prensa que “misiles Neptuno que protegen el Mar Negro provocaron importantes daños a ese barco ruso”.
El crucero Moskva era la joya de la corona de la Armada rusa. Construido en 1979 en los astilleros de Mikolayiv (hoy en Ucrania) y en uso desde 1983, sus 186 metros de eslora, sus 32 nudos de velocidad máxima, sus 12.500 toneladas y sus 16 misiles de crucero antibuque Vulkan de más de 600 kilómetros de alcance hacían de él una máquina de guerra poderosa. En el caso de que el presidente ruso Vladimir Putin hubiera ordenado un asalto naval sobre la costa ucraniana el Moskva, bautizado así como homenaje a la capital rusa, hubiera liderado las operaciones.
Su pérdida, en un escenario como el Mar Negro en pleno control por parte de la flota rusa y contra un país sin Armada digna de ese nombre es una humillación para Moscú. Una victoria simbólica para los ucranianos, un ataque de David contra Goliat. Al inicio de la guerra se encomendó al Moskva tomar la pequeña Isla de las Serpientes, donde había una guarnición de 13 soldados ucranianos. El comandante del buque ruso llamó por radio y exigió que se rindieran. La respuesta fue: “Buque de guerra ruso, vete al carajo”. El Moskva atacó la isla, capturó a los soldados y semanas después fueron intercambiados por soldados rusos capturados por el Ejército ucraniano.
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