Los franceses están llamados a las urnas hoy, en la primera vuelta de unas elecciones presidenciales marcadas por una campaña opacada por la pandemia y la guerra en Ucrania que no logró despertar el interés de la mayoría de la población, en la que los sondeos prevén una abstención récord y un resultado que haría repetir el duelo en el balotaje entre el actual mandatario, Emmanuel Macron, y la aspirante de ultraderecha Marine Le Pen.
En total, unos 48,7 millones de personas -más de 1,6 millones residentes en el extranjero- conforman el padrón electoral de estos comicios, que se desarrollarán entre las 8 y las 19 (3 y 16 horas en la Argentina) y que se estima se terminarán definiendo en la segunda vuelta del próximo 24 de abril, ya que ninguno de los 12 candidatos participantes obtendría la mayoría absoluta.
Al igual que en las presidenciales de 2017, las encuestas prevén una segunda vuelta entre Macron y Le Pen, aunque esta vez la distancia entre ambos de cara al balotaje se ha reducido drásticamente en la recta final de la campaña. Los 33,2 puntos porcentuales de ventaja que obtuvo entonces el gobernante se redujeron cinco años más tarde a seis puntos, por lo que nada está definido aun.
De hecho, el candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon podría incluso dar la sorpresa y alcanzar la segunda vuelta, algo "técnicamente posible, pero políticamente improbable", según dijo el director de la socialdemócrata Fundación Jean-Jaures, Gilles Finchelstein.
En cambio, el aspirante de extrema de derecha Éric Zemmour, quien durante meses logró imponer a la inmigración y la seguridad en el centro del debate electoral y llegó incluso a ser el segundo en intención de voto en los sondeos, quedó finalmente relegado en la carrera presidencial, con un pronóstico de 9% de los sufragios.
El Partido Socialista (PS) y el conservador Los Republicanos (LR), que se alternaron en el gobierno antes de la llegada de Macron, no superarían el 2 y 9% respectivamente y quedarían fuera del balotaje por segunda vez consecutiva.
Pero la ganadora indiscutida de esta primera vuelta en todas las encuestas es la abstención, que se espera sea récord y hasta sobrepase el 30%, algo inédito en la historia del país, en el que el voto es voluntario.
"Si supera el 30% sería un verdadero problema para la dirección del país en los próximos años. Crearía un malestar y daría más argumentos a los franceses para oponerse a las reformas que quieran proponerles", advirtió el analista político Jérome Sainte-Marie.
Los especialistas atribuyen este descenso en la participación electoral al poco interés que suscitan estos comicios, en los que la probable repetición del duelo entre Macron y Le Pen y una oferta de candidatos bastante similar a la de 2017 parece no movilizar a los votantes.
De acuerdo a un informe reciente de la consultora Ipsos, las principales razones de esta abstención son la falta de novedad de los programas electorales y la impresión que las elecciones ya están definidas de antemano (ambas referidas por 24% de los consultados), el hecho de que los candidatos no hablen lo suficiente de los temas que preocupan (21%) y que ninguno esté a la altura del cargo (19%).
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