Estados Unidos está considerando un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Beijing, confirmó ayer el presidente Joe Biden, una medida que tendría como objetivo protestar contra el historial de derechos humanos de China, incluido lo que Washington dice que es un genocidio contra las minorías musulmanas.
“Algo que estamos considerando”, dijo Biden cuando se le preguntó si se estaba considerando un boicot diplomático mientras se sentaba para una reunión con el primer ministro canadiense Justin Trudeau.
Un boicot diplomático significaría que los funcionarios estadounidenses no asistirían a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing en febrero. La decisión de Estados Unidos de no enviar diplomáticos sería una reprimenda del presidente chino, Xi Jinping, pocos días después de que Xi y Biden trabajaran para aliviar las tensiones en una cumbre virtual, sus primeras conversaciones extensas desde que Biden asumió el cargo en enero.
Activistas y miembros del Congreso de ambos partidos han estado presionando a la administración Biden para que boicotee diplomáticamente el evento dado que el Gobierno estadounidense acusa a China de llevar a cabo un genocidio contra grupos étnicos musulmanes en su región occidental de Xinjiang, algo que Beijing niega.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en una sesión informativa regular el jueves que la consideración de Estados Unidos de un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno se debió a preocupaciones sobre las prácticas de derechos humanos en la provincia de Xinjiang.
“Hay áreas que nos preocupan: los abusos de los derechos humanos”, dijo Psaki a los periodistas. “Tenemos serias preocupaciones”.
“Ciertamente, hay una variedad de factores a medida que analizamos cuál sería nuestra presencia”, dijo, aunque se negó a proporcionar un cronograma para tomar una decisión.
La decisión de boicotear los Juegos podría conducir a un nuevo aumento de las tensiones diplomáticas entre las dos superpotencias, pocos días después de la cumbre virtual entre Biden y su homólogo chino, Xi Jinping, que supuestamente establecería “salvaguardias” para evitar que sus numerosas diferencias degeneren en conflicto.
Desde hace meses, el Gobierno estadounidense busca la mejor manera de posicionarse frente a los Juegos de Invierno de febrero organizado por un país al que acusa de perpetrar un “genocidio” contra musulmanes uigures. Varias organizaciones de derechos humanos acusan a Pekín de haber internado al menos a un millón de musulmanes en Xinjiang en “campos de reeducación”.
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