Masacre carcelaria en Ecuador: 116 muertos en un motín
El presidente Lasso reportó, también, cerca de 80 heridos por esta pelea entre bandas de la penitenciaría Guayas 1. Atribuyeron la reyerta a la injerencia de carteles internacionales.
A 116 fallecidos ascendió el saldo de la que se considera la peor masacre carcelaria en Ecuador, registrada durante la jornada del martes en la cárcel de Guayaquil.
El impacto de las bandas criminales en Ecuador es tan grande que las autoridades reconocen que son “una amenaza con un poder igual o superior al del Estado”.
Con esa descripción, el que era director del sistema penitenciario del país hasta esta semana, Fausto Cobo, medía la dimensión del último amotinamiento en la antigua Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, que comenzó el martes último.
Los 116 muertos contados hasta el momento y los 80 heridos trasladados a hospitales suponen el enfrentamiento más violento entre presos en las cárceles del país. Pero no el primero. Es el más sangriento de la escalada de motines y ataques exacerbada desde 2019. Otro episodio similar y simultáneo en cuatro prisiones dejó 79 muertos en febrero de este año, pero la ola de violencia comenzó hace dos, cuando aún gobernaba Lenín Moreno y las imágenes de un solo reo decapitado escandalizaron a la ciudadanía.
Hoy, la policía no alcanza a contar cuántos presos están descuartizados o quemados en el penal de Guayaquil y los familiares de las víctimas de la masacre desconocían aún este jueves si sus parientes están entre los muertos, los heridos o los ilesos. Decenas de ellos, enojados y dolidos, se han apostado estos dos días alrededor del recinto penitenciario esperando noticias. “No hay ni siquiera una lista”, reclaman a gritos. “Lo reconocí por un tatuaje que tiene en el brazo derecho”, se lamentaba Jazmín Quiroz tras ver a su hermano desfigurado en uno de los vídeos que se difundieron desde el interior de la cárcel.
Su testimonio es el de todos los que acudieron este jueves a las instalaciones habilitadas en un parque de Guayaquil, por orden del presidente Guillermo Lasso, para canalizar la información oficial y la asistencia psicológica. Hasta ayer se habían entregado apenas cuatro cuerpos de los 116 encontrados en los pabellones carcelarios a medida que avanzan los efectivos policiales y militares. El motín empezó entre disparos y detonaciones el martes por la mañana, pero seguía sin controlarse totalmente dos días después, pese a que se movilizaron incluso tanques hasta el recinto carcelario de Guayaquil. A la pregunta de si ya se había recuperado el control en el interior, el presidente ecuatoriano admitió que no el miércoles por la noche en una rueda de prensa. “Me gustaría decir que sí, pero no lo puedo hacer. Las acciones requieren su tiempo”.
Los cadáveres encontrados, detallaba el comandante de la policía Fausto Buenaño el primer día de amotinamiento, “tenían impactos de proyectil de armas de fuego y también por granadas”. El director saliente de las cárceles explicaba lo arriesgado de la operación para pacificar la prisión: “Nuestros efectivos entran con escudos y sin armas, mientras que ellos están con granadas, fusiles y pistolas”.