El enfado europeo por el pacto trilateral de seguridad en el Pacífico suscrito hace dos semanas por Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, que desdeña abiertamente a Francia y, por extensión, a Bruselas, planeaba ayer sobre el foro que representantes de la
Administración de Biden y la Comisión Europea celebrarán durante dos días en Pittsburgh para lanzar el Consejo de Comercio y Tecnología.
Se trata de una alianza para incrementar la cooperación transatlántica ante la pujante competencia de China y para poner en valor el potencial económico global que representa el intercambio comercial entre los dos bloques. Por todo ello la convocatoria busca dar carpetazo a la crisis diplomática originada por el pacto con Londres y Canberra, y, expresamente, lograr un enfoque común en cuestiones capitales como impulsar la producción de semiconductores, cuya escasez está interrumpiendo muchas cadenas de suministro en todo el mundo, así como acordar posturas comunes en asuntos como la inteligencia artificial y la competición tecnológica.
Aunque los mensajes de ambas partes son conciliadores, la llamada crisis de los submarinos nucleares, por la que Francia perdió un contrato multimillonario en favor de EEUU y el Reino Unido, estuvo a punto de hacer descarrilar el encuentro de Pittsburgh.
En el foro inaugural del TTC participan el secretario de Estado, Antony Blinken, y la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, así como los vicepresidentes de la Comisión Europea Valdis Dombrovskis y Margrethe Vestager.
Es decir, primeros espadas para resetear una relación bilateral tocada no solo por el pacto del Pacífico, también por la unilateralidad que supuso, a juicio de la UE, la gestión de la retirada de Afganistán por parte de Washington.
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