El Gobierno de Estados Unidos informó ayer que ya no quedan migrantes y demandantes de asilo acampando debajo de un puente en la pequeña ciudad Del Río, en Texas, en la frontera con México, una cuestión que generó una catarata de críticas a la gestión de Joe Biden, quien prometió sancionar a los que reprimieron a los recién llegados, mayormente haitianos.
“Desde esta mañana ya no hay migrantes en el campamento debajo del puente internacional Del Río”, afirmó el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, que detalló que algunos volvieron a México, otros fueron trasladados a centros de detención de migrantes a lo largo de la frontera y otros fueron deportados a Haití.
Ese campamento llegó a albergar a unas 15.000 personas, muchas de ellas haitianas, que cruzaron caminando el río que hace de frontera con México.
Los más vulnerables, incluidos aquellos con problemas médicos o que afirman haber sido torturados, ingresan al sistema de inmigración y un tribunal decidirá su futuro, explicó Mayorkas.
El funcionario habló con la prensa en la Casa Blanca después del escándalo que generaron las fotos en la zona que mostraban a guardias de la patrulla fronteriza a caballo haciendo retroceder a migrantes haitianos golpeándolos con látigos.
Mayorkas reconoció el “horror” que muchos, incluido Biden, habían sentido al ver esas imágenes.
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