Kabul
El temor a que los talibanes incumplan sus promesas de indultar a sus detractores y a sus familias aumentó ayer en Afganistán, donde los países occidentales llevan a cabo una operación de evacuación cuyo “resultado final” el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo no poder garantizar.
Decenas de miles de afganos intentan salir del país desde el domingo, cuando el movimiento islamista radical tomó el control de Kabul tras una rápida ofensiva que sorprendió a Estados Unidos y a sus aliados, dos semanas antes de su retirada.
Piden que no se vayan las tropas De Estados Unidos
Organizaciones de derechos humanos llamaron al presidente estadounidense a mantener las tropas estadounidenses más allá del 31 de agosto en Kabul, donde garantizan la seguridad del aeropuerto durante las tareas de evacuación de extranjeros y afganos.
Pero en un discurso desde la Casa Blanca, Biden aseguró que no puede garantizar “el resultado final” de la operación de evacuación de Kabul, una de las “más difíciles de la historia” al final de una guerra de 20 años en Afganistán.
“Esta misión de evacuación es peligrosa. Implica riesgos para nuestras fuerzas armadas y se lleva a cabo en circunstancias difíciles”, dijo el mandatario, criticado por el caos de una operación dificultada por los controles de los talibanes en las inmediaciones del aeropuerto.
El presidente estadounidense aseguró que están “en contacto constante con los talibanes” para lograrun “acceso seguro” de los civiles al aeropuerto y subrayó que la situación no afectó la “credibilidad” de Estados Unidos en la escena internacional.
La OTAN, que colaboró decisivamente en el esfuerzo militar en Afganistán, pidió también a los talibanes que permitan la evacuación de los que deseen marcharse.
Estados Unidos desplegó 6.000 soldados para garantizar la seguridad del aeropuerto y facilitar la salida de unos 30.000 estadounidenses y afganos.
Los llamados llegan en un contexto de temor dentro del país por las represalias de los talibanes, pese a sus promesas de tolerancia y reconciliación.
La desesperación ha provocado situaciones trágicas. Zaki Anwari, un futbolista que jugaba en la categoría juvenil de la selección afgana, sufrió una caída mortal tras haber tratado de viajar aferrado a un avión estadounidense que despegaba de Kabul.
“Listas prioritarias”
Los talibanes intentan convencer al mundo y a los afganos de que no ejercerán el poder de la misma manera que entre 1996 y 2001, cuando impusieron una visión extremadamente rigurosa de la ley islámica, que penalizaba especialmente a las mujeres.
Pero, según un documento confidencial de la ONU consultado por la AFP, los islamistas tienen “listas prioritarias” de personas que desean arrestar. En primera línea están quienes ocuparon puestos de responsabilidad en las fuerzas armadas afganas, la policía y las unidades de inteligencia.
“Toman por objetivo a las familias de quienes se niegan a entregarse y las castigan basándose en la sharia” o ley islámica, declaró Christian Nellemann, director del Centro Noruego de Análisis Globales.
Asesinato
La cadena pública alemana Deutsche Welle informó de que el familiar de un periodista que trabajaba para ellos en Afganistán y que ya se encuentra en Alemania fue asesinado por los talibanes.
“El pánico y el miedo” reinan entre los periodistas afganos, en particular las mujeres, informó la Federación Internacional de Periodistas (FIJ), que dijo haber recibido “centenares de demandas de ayuda”.
Algunas señales de oposición ante el nuevo régimen han comenzado a surgir. Aldeanos armados arrebataron el viernes a los islamistas tres distritos de la provincia de Baghlan (norte), según medios locales.
En el valle del Panshir, al noreste de Kabul, Ahmad Masud, hijo del célebre comandante Masud, asesinado por Al Qaida en 2001, junto al ex vicepresidente Amrullah Saleh, instaron a la resistencia y aseguraron que están reuniendo a hombres, civiles y exsoldados. Esta región es la única que no está controlada por los talibanes.
El antiguo vicepresidente Abdullah Abdullah publicó en Facebook fotos que lo muestran junto al expresidente Hamid Karzai (2001-2014) hablando con notables de Panshir, días después de que ambos se hubieron reunido con líderes talibanes.
Esta semana también se han celebrado pequeñas protestas aisladas en ciudades de Afganistán, en las que los afganos han ondeado la bandera negra, roja y verde del país.
Ayer, día de descanso y oración para los musulmanes, los talibanes pidieron a los imanes que predicaran por la unidad. “Aquellos que tienen poca fe corren detrás de los aviones estadounidenses. No son buenas personas, deberían quedarse y construir su país”, dijo un imán en Kabul.
Evitar el “colapso”
La mayoría de la comunidad internacional observa escéptica y afirma que juzgará “los actos” y no las palabras de los islamistas, que han asegurado que quieren buenas relaciones diplomáticas con todos los países, pero que no aceptarán ninguna injerencia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió a la comunidad internacional que impida el “colapso” de Afganistán y advirtió que debe impedirse que los “terroristas” salgan del país, ocultos como refugiados.
Durante una rueda de prensa conjunta con la canciller alemana, Angela Merkel, el jefe de Estado de Rusia, uno de los países que no evacuó su embajada en Kabul, pidió además que no se intente imponer “valores ajenos” a Afganistán.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU alertó de que uno de cada tres afganos sufre inseguridad alimentaria y que “dos millones de niños están en riesgo de desnutrición”
COMENTARIOS