El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, acusó ayer a la oposición de haber tramado un golpe de Estado antes de las últimas elecciones e insistió en la validez de su triunfo. “En ese entonces llevamos a cabo la preparación para la elección y la elección misma en condiciones de total transparencia y democratización de la vida política. La diferencia fue que algunos se estaban preparando para elecciones justas, y otros pidieron golpear a las autoridades, para un golpe de Estado”, dijo Lukashenko, en una conferencia de prensa.
“El año no fue fácil”, afirmó en referencia a las protestas que, en su opinión, representaban “una amenaza para la unidad nacional”, informó un medio. Lukashenko denunció que sus oponentes son “títeres extranjeros” y acusa a Estados Unidos y sus aliados de conspirar para derrocar a su Gobierno.
Las autoridades intensificaron su represión contra la disidencia en los últimos meses, y apuntaron a periodistas y activistas por la democracia con redadas y arrestos. Además, durante estos meses, se sumaron las protestas que reunieron centenares de miles de personas tras la reelección de Lukashenko en los comicios del 2020, considerados fraudulentos por la oposición.
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