La ex-amante del rey emérito español Juan Carlos, Corinna Larsen, presentó una demanda frente a el Tribunal Preeminente de Londres en la que acusa al monarca y al servicio secreto español por “acoso” y “espionaje” contra ella en el Reino Unificado, informaron ayer medios británicos.
Se pide orden de restricción contra el rey emérito
Además de una compensación millonaria, la dama pidió que el emérito Juan Carlos no logre acercarse a menos de 150 metros de ni una de sus residencias, según divulgó el diario del Reino Unido Financial Times.
En la inculpación, que ha sido interpuesta en el último mes del año pasado empero revelada ayer, la empresaria acusa al rey emérito y a los servicios secretos españoles de acosarla a partir de 2012 por medio de amenazas, difamación y encubrimiento.
Larsen alega que la Agencia Nacional de Sabiduría española, su entonces titular Félix Sanz Roldán, o personas que trabajaban en su nombre o en el de Juan Carlos, la pusieron a ella y a otras personas de su ámbito “bajo vigilancia física”.
Esto “incluía un seguimiento vehicular y personal, con allanamientos en las características en la que habitaba, además de padecer el hackeo de sus teléfonos y computadoras”. Confirma además que ha sido amenazada por el rey emérito, quien presuntamente le mencionó que “las secuelas para ella no van a ser buenas” si “no hacía lo cual él quería”.
No garantizaban su seguridad
Larsen denunció que Sanz Roldán además le comentó en una junta en Londres en 2012 que no podía “garantizar su estabilidad física ni la de sus hijos”.
La dama, nacida en Dinamarca y exitosa además como Corinna zu Sayn-Wittgenstein, denunció públicamente en distintas entrevistas e inclusive a lo largo de su comparecencia como testigo en un juicio en España, que el acoso y la persecución empezó una vez que ella concluyó su interacción con el rey emérito Juan Carlos.
De consenso al Financial Times, en el trasfondo del caso está un pago de 65 millones de euros en 2012 por Juan Carlos a la empresaria usando fondos que se originaron con un obsequio de 100 millones de dólares que recibió el entonces monarca español por parte del difunto monarca Abdullah de Arabia Saudita en 2008.
En su demanda, Larsen plantea que Juan Carlos le manifestó que “quería aseverarse de que ella y sus hijos estuvieran bien, empero le preocupaba que su familia impugnara cualquier cosa que le dejara en su testamento, luego de su muerte”.
Sin embargo luego, detalla que Juan Carlos le solicitó que le devolviera el dinero “o que lo pusiera a su disposición” y una vez que ella se negó, él la acusó de hurtar los fondos y la difamó frente a su familia y aliados comerciales, así como frente a el monarca Salman y el príncipe heredero Mohamed bin Salman de Arabia Saudita.
Esto, según ella, le supuso una pérdida de ingresos en su trabajo como “consultora estratégica”, debido a que labora con personas de elevado poder adquisitivo y con organizaciones dirigentes de todo el planeta.
La empresaria además manifestó en otra posibilidad que el sultán de Omán le compró un departamento de 50 millones de libras esterlinas (58,7 millones de euros al cambio actual) en el único barrio de Londres de Knightsbridge, para uso del monarca español.
Según Larsen, Juan Carlos, le solicitó que pagara un depósito por los costos de servicio de unas 200.000 libras esterlinas de la propiedad, empero ella se negó.
A medida que tanto, la custodia de Juan Carlos I, todavía no respondió al reclamo, aun cuando está por dictaminar si la justicia del Reino Unido es competente para averiguar a un exjefe de Estado de otra nacionalidad y que no habita en Reino Unificado, indicó el periódico del Reino Unido.
Exilio y desprestigio
Cercado por las indagaciones judiciales en España sobre su presunta fortuna opaca en el extranjero, Juan Carlos I se exilió en agosto pasado en Abu Dabi. Ha sido una elección dolorosa con la que buscó resguardar la imagen de la monarquía, encarnada en su hijo Felipe VI y en cuyo favor renunció en 2014 luego de 38 años de reinado.
La discusión sobre sus finanzas estalló al conocerse que en 2008 habría recibido de Arabia Saudita 100 millones de dólares, depositados en una cuenta secreta en Suiza.
A esto se agregaron novedosas informaciones sobre supuestas construcciones en paraísos fiscales para eludir impuestos, y el presunto uso de tarjetas asociadas a cuentas bancarias de terceros.
Sus inconvenientes comenzaron con la indagación por corrupción contra su yerno Iñaki Urdangarin, después encarcelado, y su hija menor, la infanta Cristina, imputada en 2014 y al final declarada inocente.
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