Un pequeño número de barras de combustible dañadas provocó una acumulación de gases radiactivos en la central nuclear de Taishan, indicaron ayer las autoridades chinas, que descartaron todo peligro.
Fuentes confiables informaron el lunes de una posible “fuga” en la planta ubicada en el sur de China y que dispone de los únicos reactores EPR de última generación, un diseño que funciona con agua presurizada, que han entrado en servicio en el mundo.
La empresa francesa Framatome advirtió de una “amenaza radiológica inminente”.
Hasta el momento, Beijing había relativizado los riesgos y explicado que los niveles de radiactividad en la central eran normales.
Ayer, el Ministerio chino de Medio Ambiente y la Autoridad de Seguridad Nuclear dieron las primeras explicaciones técnicas.
En un comunicado común, admitieron un alza de la radiactividad en el interior de uno de los reactores provocada “por unas cinco barras de combustibles dañadas”. Este fenómeno fue calificado de “común” por las autoridades, debido a “factores incontrolables” durante los procesos de fabricación, transporte o instalación en la central.
LUEGO DE OCULTAR EL INCIDENTE
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