Estados Unidos y la Unión Europea suman fuerzas para adoptar represalias contra el Kremlin. La Administración de Joe Biden anunció ayer sanciones a siete miembros del Gobierno ruso próximos a Vladimir Putin, por el envenenamiento y posterior arresto del líder opositor Alexéi Navalni.
El castigo fue coordinado con la Unión Europea, que aprovechó la ocasión para hacer públicas las sanciones contra cuatro altos cargos de la Administración rusa acordadas la semana pasada por el mismo motivo. En ambos casos, la decisión conlleva el bloqueo del acceso de estos individuos a sus activos financieros y de todo tipo y su entrada en territorio estadounidense y en la UE.
Esta sincronización entre Washington y Bruselas recupera la coordinación en las represalias contra el Kremlin, perdida durante los cuatro años de la presidencia de Donald Trump. Washington también introducirá controles y aplicará penalizaciones sobre 13 entidades involucradas en la producción del agente biológico utilizado para atacar a Navalni en virtud de la Ley de Control de Armas Biológicas.
La primera represalia del nuevo Gobierno estadounidense contra Moscú es limitada y selectiva, al igual que la acordada por los aliados europeos que se basa por primera vez en el nuevo régimen de sanciones de la UE por violaciones de los derechos humanos, pese a las voces dentro de Europa que pedían elevar el tono.
ARRESTO DEL LÍDER OPOSITOR
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