En Fayetteville, Carolina del Norte, en el primero de cinco encuentros planificados en cuatro estados, el republicano Trump desestimó las encuestas de opinión que muestran que va a perder y lanzó advertencias apocalípticas sobre una presidencia de Biden.
“Un voto por Biden es un voto para ceder el control del gobierno a los globalistas, comunistas, socialistas, los liberales ricos hipócritas que quieren silenciarlos, censurarlos”, dijo Trump.
En Cleveland, Ohio, Biden regresó a los temas principales que animaron su campaña, prometiendo curar las heridas del país y atacó el manejo de Trump de la pandemia de coronavirus.
“Mañana tenemos la oportunidad de poner fin a una presidencia que ha dividido a esta nación”, sostuvo Biden, calificando a Trump de “débil” y una “desgracia”. Trump aparece detrás de Biden en las encuestas de opinión nacional a un día de las elecciones, pero la carrera se considera tan cerrada en los estados decisivos que el republicano aún podría reunir los 270 votos necesarios para prevalecer en el Colegio Electoral que determina al ganador.
Trump, de 74 años, también viajará a Pensilvania, Wisconsin y Michigan, estados en los que se impuso en 2016 por un estrecho margen pero que ahora volverían a inclinarse por el partido demócrata. El republicano busca evitar convertirse en el primer presidente en ejercicio en perder la reelección desde George H.W. Bush en 1992.
Por su parte Biden, de 77 años, pasará el resto del día en Pensilvania tras su discurso en Ohio.
Más de 95 millones de estadounidenses habían emitido sus votos hasta el lunes, según un recuento del Proyecto de Elecciones de la Universidad de Florida, un presagio de lo que se espera sea la mayor participación en los tiempos modernos.
Esa cifra representa el 69% de las personas que votaron en 2016 y el 40% de todos los estadounidenses que pueden sufragar.
En una señal de lo volátil que podría ser la elección, varios edificios de diversas ciudades fueron cerrados, incluso algunos cerca de la Casa Blanca y en la ciudad de Nueva York.
Las autoridades federales planean extender a varias cuadras la valla perimetral alrededor de la Casa Blanca para abarcar la misma área cercada durante las protestas contra el racismo y la brutalidad policial, según medios locales.
Biden concluyó la campaña a la ofensiva, viajando casi exclusivamente a los estados que Trump ganó en 2016 y criticando la respuesta del presidente a la pandemia de coronavirus, que dominó las últimas etapas de la carrera a la Casa Blanca.
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