China y la India desarrollan intensos contactos, tanto diplomáticos como militares, para calmar las tensiones después de la brutal pelea del lunes entre soldados de ambos países en una zona fronteriza en disputa, que acabó con la muerte de al menos 20 militares indios. Tanto el gobierno de Pekín como Narendra Modi en Nueva Delhi subrayaron que desean la paz. Pero el primer ministro indio advirtió que su país “puede devolver un golpe adecuado si se le provoca”. “Nuestros hombres no han muerto en vano”, aseguró.
El incidente en el valle del Galwan, en la frontera occidental entre los dos países a 4.200 metros de altitud, en el Himalaya, es el más violento que ha enfrentado en décadas a los ejércitos de los dos países más poblados del mundo: la última escaramuza mortal había ocurrido en 1967, cinco años después de una guerra que acabó con la derrota de la India. China no ha dado detalles del episodio que, según medios indios, pudo causar hasta 50 bajas -entre muertos y heridos- en las fuerzas del país vecino. No está claro quién empezó, en un enfrentamiento en completa oscuridad, en terreno inhóspito, lleno de desniveles y temperaturas gélidas; entre dos ejércitos a muy escasa distancia el uno del otro a cada lado de la Línea de Control Actual, la frontera, que ya acumulaba un historial de roces previos.
CHINA
COMENTARIOS