La Unión Europea de la desescalada se ha convertido en un complejo rompecabezas para el viajero. Estados como Italia han abierto sus fronteras a todos los ciudadanos del espacio Schengen. Otros, como Austria, solo lo han hecho para algunos de sus vecinos. Y un tercer grupo, en el que está España, todavía no ha levantado el cerrojo para nadie.
La Comisión Europea quiere acabar con esa anomalía y cree que no hay motivos para esperar más: “La Comisión Europea alienta encarecidamente a los países miembros que quedan a terminar con los controles fronterizos internos para permitir la libre circulación desde el 15 de junio”, pide el informe presentado este jueves por el Ejecutivo comunitario.
La comisaría de Interior, Ylva Johansson, no anduvo con rodeos. “Recomendamos que las fronteras internas se abran lo antes posible”, dijo tajante.
En el caso de los terceros países, Bruselas quiere que se haga una lista común de Estados libres de restricciones e insta a retomar la movilidad progresivamente, empezando el 1 de julio con los Balcanes occidentales (Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia).
La elección obedece al vínculo especial con la zona, algunos de cuyos países son candidatos a ingresar en la UE, pero también a motivos sanitarios, dado que han sido golpeados por la covid-19 con menos virulencia.
La pandemia no solo se ha cobrado hasta ahora más de 170.000 vidas entre el casi millón y medio de casos contabilizados en la UE. También ha taponado sus arterias al bloquear, como nunca antes, la libre circulación, uno de los logros estrella de la construcción europea junto con la moneda única.
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