En el mundo se rompió ayer sábado la barrera de las 64.000 muertes por coronavirus, y ya se llegó a más 1.200.00 personas infectadas por el Covid-19, según el último recuento de la universidad estadounidense Johns Hopkins, desde que se conoció el primer caso en diciembre, en la ciudad de Wuhan, centro de China.
Sin embargo, la cifra de casos diagnosticados positivos solo refleja una parte de la totalidad de contagios, debido a las políticas dispares de los diferentes países para diagnosticar los casos. Algunos solo lo hacen con aquellas personas que necesitan una hospitalización.
La cantidad de muertos en Italia, que registró su primer deceso vinculado al virus a fines de febrero y es el que suma mayor balance de víctimas, asciende a 15.362. El país registró 124.632 contagios.
Después de Italia, los países más afectados son España con 11.814 muertos y 124.736 casos, Estados Unidos con 8.232 muertos (302.641 casos), Francia con 7.560 muertos (83.165 casos), y Reino Unido con 3.605 muertos (38.168 casos).
China continental (sin contar Hong Kong y Macao), donde la epidemia estalló a finales de diciembre, tiene un total de 81.639 personas contagiadas, de las que 3.326 murieron y 76.755 sanaron totalmente. En las últimas 24 horas se han registrado 19 nuevos casos y 4 fallecimientos.
Debacle en Estados Unidos
Un total de 828 personas murieron en las últimas 24 horas en Estados Unidos como consecuencia del coronavirus. De este modo, la cifra de fallecidos se elevó a 8.232. En tanto la cantidad de casos positivos trepó a 302.641, más de 25.000 comparados con el día anterior.
Estados Unidos encabeza, con creces, la lista de países que más transmisiones han registrado. El epicentro del brote en el país se encuentra en Nueva York. El número de contagiados en este estado, epicentro mundial de la pandemia, se ha situado en 113.704, 10.841 casos más que el viernes, mientras que el número de fallecidos ha alcanzado los 3.565, 630 más que el viernes, anunció ayer sábado el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que prevé que el pico de contagios tenga lugar en los próximos siete días.
Pese al avance de la enfermedad y a que la Casa Blanca dijo que espera por lo menos 100.000 muertos en Estados Unidos por el coronavirus, Donald Trump sigue resistiendo llamados a decretar una cuarentena nacional, que, por ejemplo, prohíba los viajes entre estados.
Cómo lo viven los argentinos
La comunidad argentina en Estados Unidos, que llega a casi 300.000 personas, vive en el epicentro mundial de la pandemia de coronavirus con temor al contagio. La región más afectada es el estado de Nueva York, con más de 102.000 casos, y, dentro de él, la ciudad de Nueva York, con más de 57.000 personas contagiadas. Allí residía la argentina Andrea Halberian, de 42 años, fallecida en la noche del jueves último en Los Ángeles, California, donde estaba de viaje.
También allí -en Queens, a 20 minutos de Manhattan- vive la cantante argentina María Laura González, quien, infectada de coronavirus, tomó por su cuenta la decisión de recluirse ante la falta de medidas gubernamentales. "Cuando empecé a sentir los primeros síntomas llamé al médico, que me recomendó que hiciera reposo en casa y no me acercara a los hospitales a menos que el cuadro se agravara", dijo González. "No padezco dificultades respiratorias y eso es una ventaja, porque de lo contrario requeriría internación; sí siento dolores corporales y de garganta, y tuve fiebre alta algunos días", relató.
González supone que se contagió de una amiga a la que el médico, ante los primeros síntomas, le dijo que era "solo una gripe". Es que "hasta hace 20 días había mucha desinformación y los médicos subestimaron el coronavirus y dejaron pasar mucho tiempo", señaló.
Alejandra Santorum vive desde hace más de 20 años en Atlanta, Georgia, y, aunque es periodista, actualmente trabaja en el sector educativo, como "puente" entre las familias hispanoparlantes y las escuelas del condado de Dekalb, el tercero en cantidad de casos de coronavirus en la ciudad. Santorum está asombrada por el desabastecimiento en los supermercados. "Cuando el padre de mi hijo me dijo que las góndolas estaban vacías pensé que exageraba, hasta que vi las fotos; la gente tiene miedo de quedarse sin comida y compra todo lo que puede, sin importar si se le va a vencer", dijo.
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