Sesenta personas murieron en Brasil ayer a causa del coronavirus, lo que lleva a 359 el total de fallecimientos por la pandemia, mientras que en el mismo lapso se verificaron 1.146 contagios, que sumados a los anteriores contabilizan 9.056, informó el gobierno del cuestionado presidente Jair Bolsonaro.
Las cifras fueron difundidas por la tarde en el habitual reporte que hace el ministerio de Salud, que las consideró “un crecimiento natural” y todavía “suave” de la curva de incidencia
del virus, que deberá acelerar en las próximas semanas en este país de 210 millones de habitantes.
El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, recomendó nuevamente como medida de freno al virus medidas de restricciones a la vida social que son criticadas por el propio Bolsonaro.
“De nuevo, la recomendación de disminuir las actividades y toda la dinámica social. No le digo restricción ni cuarentena.
Es reducir al máximo el contacto” entre las personas, sobre todo por la enorme dificultad de adquirir equipamientos médicos que en su gran mayoría son producidos en China, dijo
Mandetta en rueda de prensa, según la agencia de noticias EFE.
El ministro citó el caso de un cargamento de 680 respiradores que dos estados de la región noreste del país habían adquirido con una empresa china y quedó retenido después
de que el fabricante decidió, sin dar explicaciones, cancelar el contrato.
“Debemos tener atención redoblada, porque hasta ahora el virus está más presente en las clases media y alta, pero no ha llegado con toda su fuerza a las favelas y barrios obreros”, alertó Mandetta.
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