El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se dirigió ayer al país con un barbijo y rodeado de seis funcionarios protegidos de la misma manera para informar que dos de sus ministros que fueron parte de la comitiva a Estados Unidos tienen coronavirus covid-19: el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general retirado Augusto Heleno, y el titular de Minas y Energía, almirante Bento Albuquerque.
Además de informar sobre dos nuevos casos en su entorno cercano, Bolsonaro anunció ante la prensa que enviará al Congreso un proyecto para declarar la calamidad pública para ampliar el gasto público y el déficit fiscal este año.
Este excedente le permitiría, dijo, tomar medidas económicas para paliar las consecuencias del coronavirus.
"Nunca abandonaré al pueblo brasileño", prometió Bolsonaro, poco después de haber convocado en las redes sociales a un cacerolazo oficialista en defensa de su gestión de la pandemia del coronavirus.
"La misma prensa, que se dice imparcial, no divulga otro cacerolazo, a las 21, a favor del gobierno de Jair Bolsonaro", escribió.
Anoche un cacerolazo contra Bolsonaro, un mandatario que sigue minimizando la pandemia de coronavirus, se sintió en San Pablo, Río de Janeiro y otras 20 ciudades del país, como adelanto del convocado para esta noche a las 20.30.
El presidente también convocó hoy a participar a los líderes del Congreso y del Supremo Tribunal Federal, pese a que el domingo pasado apoyó una manifestación convocada por la extrema derecha oficialista para derrocarlos.
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