Las autoridades australianas aprovecharon las mejores condiciones meteorológicas de ayer para reabrir caminos bloqueados por incendios forestales y llevar a algunas personas a zonas seguras, aunque el denso humo dificultó los esfuerzos de rescate y cientos de personas permanecieron varadas.
Los incendios han consumido más de 8 millones de hectáreas de tierra en el país, un área casi del tamaño de Austria, causando la muerte de 25 personas, destruyendo miles de edificaciones y dejando a pueblos sin electricidad ni cobertura de telefonía móvil.
La policía confirmó ayer la muerte de un hombre de 71 años, desaparecido el 31 de diciembre, en la costa sur del estado de Nueva Gales del Sur. Un segundo día de leves lluvias y vientos frescos mitigó parcialmente los incendios avivados por el calor que consumieron parte de dos estados durante el fin de semana, pero las autoridades advirtieron que se avecinan nuevas olas de calor.
CATÁSTROFE
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