El presidente de Chile, Sebastián Piñera, expresó este miércoles su hartazgo con la crisis que atraviesa el país en medio de la protesta social y a las disputas políticas. “Llegó el momento de decir basta, el Gobierno está haciendo su trabajo”, se defendió.
Piñera compareció ante la prensa desde el palacio presidencial de La Moneda tras celebrar una reunión de urgencia con su gabinete después de “una nueva y triste jornada de destrucción que causó angustia y temor a los chilenos”.
“La violencia está causando un daño que puede ser irreparable al cuerpo y alma de nuestra sociedad”, declaró el presidente, recordando que ya ha causado “dolorosas pérdidas de vidas humanas y muchas personas lesionadas”, al tiempo que “está destruyendo sueños y proyectos de vida para muchas personas”.
El mandatario admitió que incluso en algunos casos las fuerzas de seguridad se han visto “sobrepasadas”, por lo que ha pedido “hoy más que nunca” un “total apoyo” a Policía y Carabineros y condenar “sin ninguna ambigüedad ni tibieza” los hechos de violencia.
En el plano político, llamó a diputados y senadores de todos los partidos políticos a aprobar los proyectos de ley que el Ejecutivo ha enviado al Legislativo como parte de su plan de choque para recuperar la normalidad.
En concreto, se refirió a los proyectos de ley antisaqueo, antibarricadas y antiencapuchados, así como el de las Fuerzas Armadas, por el cual los militares podrían desplegarse sin necesidad de declarar el estado de excepción para proteger infraestructuras “clave”.
“Estos proyectos son absolutamente urgentes y necesarios”, afirmó. “Chile y los chilenos necesitamos mejores herramientas para combatir esta violencia criminal que hemos conocido las últimas semanas”, argumentó.
El llamado de Piñera ha tenido una primera respuesta. Los partidos Socialista, Radical, Por la Democracia y Democracia Cristiana han emitido un comunicado conjunto, suscrito también por el diputado liberal Vlado Mirosevic, en el que condenan la violencia. “Nada justifica estos ataques que han generado una sensación de desgobierno y temor”, han considerado.
Al mismo tiempo, instaron al gobierno a “cumplir con su responsabilidad de mantener el orden público” para frenar “la espiral de violaciones a los Derechos Humanos y la violencia irracional”.
En llamas
Las protestas en Chile estallaron el pasado 18 de octubre por la cuarta subida del precio del metro en pocos meses pero crecieron rápidamente para denunciar la desigualdad social y reclamar un cambio constitucional.
Al menos 20 personas han muerto por la represión de las manifestaciones. El Instituto Nacional de Derechos Humanos, además de Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado violaciones de los Derechos Humanos a manos de las fuerzas de seguridad.
Piñera, que inicialmente respondió declarando el estado de excepción y desplegando militares, pidió perdón a los chilenos por no saber “escuchar”, anunció una “agenda social” y remodeló el Gobierno para llevarla a cabo. También se ha embarcado en un proceso constituyente. Pese a ello, las protestas continúan.
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