Al menos nueve miembros de una familia mormona estadounidense asentada en el norte de México murieron tras ser atacados en una “emboscada”, el más reciente episodio de la violencia asociada al crimen organizado, al que el presidente Donald Trump ofreció ayudar a combatir si el Gobierno mexicano lo solicita.
Seis niños, incluyendo bebés, y tres mujeres de la familia LeBarón -en su mayoría con doble nacionalidad- fallecieron el lunes en un camino entre los estados norteños Sonora y Chihuahua, fronterizos con Estados Unidos, dijeron familiares y autoridades.
“Murieron cuatro niños, dos niñas y tres señoras, yo encontré los cuerpos y a una bebé viva”, dijo el lunes a Reuters Julián LeBarón, un activista cuyo hermano fue asesinado en 2010, y familiar de los fallecidos.
LeBarón habló tras concluir un operativo en una zona serrana entre ambos estados, donde participaron efectivos de seguridad y enardecidos pobladores que salieron con palos y armas en busca de varias personas que fueron reportadas inicialmente como desaparecidas tras el ataque.
El presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, confirmaron ayer las cifras de fallecidos y dijeron que había además seis menores lesionados.
Trump lamentó la muerte de la familia: “Quedaron atrapados entre dos viciosos carteles de la droga, que se dispararon el uno al otro”. Luego, ofreció ayuda a su colega mexicano.
“Si México necesita ayuda para limpiar estos monstruos, Estados Unidos está listo, dispuesto y es capaz de involucrarse y hacer el trabajo de manera rápida y eficaz”, dijo vía Twitter.
MASACRE
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