Cuatro presos que participaron de la pelea entre bandas rivales que terminó en una masacre en la cárcel brasileña de la localidad de Altamira, en el norte de Brasil, fueron encontrados muertos ayer en un vehículo del servicio penitenciario que los trasladaba a otro presidio.
Los presos pertenecían a una misma banda delictiva. Estaban esposados y presentaban indicios de haber sido asfixiados, de acuerdo a la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Pará, que informó que las muertes se produjeron en la noche del martes, cuando el vehículo en el que eran transportados se encontraba en una ruta entre dos remotos municipios.
El vehículo trasladaba a otros 26 detenidos a un presidio de la capital estatal, Belém, donde todos serían sometidos a condiciones de aislamiento. Las muertes, que se suman a las de 58 presos que fueron asfixiados o decapitados el lunes en la cárcel de Altamira, ocurrieron en una nueva pelea entre detenidos, de acuerdo a las autoridades del estado.
En total, 46 presos del Centro de Recuperación Regional de Altamira, donde se produjeron los violentos combates entre detenidos, fueron sacados de ese complejo de detención y trasladados, 16 por avión y 30 por vía terrestre.
MOTÍN
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