Los jefes negociadores de China y Estados Unidos discutían ayer contra reloj y a puertas cerradas en Washington un acuerdo que evite una nueva guerra comercial y escalada arancelaria, en medio de advertencias de Beijing y de un intento del presidente Donald Trump de distender el clima generado por su reciente ultimátum.
“Es posible (llegar a un acuerdo), veremos; recibí una muy hermosa carta del presidente Xi (Jiping) en la que afirmaba: ‘trabajemos juntos, hagamos algo’”, aseguró el mandatario estadounidense ante la prensa en la Casa Blanca, apenas a unos días de lanzar un ultimátum a China que sacudió a los mercados financieros internacionales.
El domingo pasado, el mandatario había advertido que si para anoche no se llegaba a un acuerdo bilateral, él volverá a decretar un aumento de aranceles para algunas importaciones chinas.
Ayer, aún antes que comenzara la nueva ronda de negociaciones en Washington, el gobierno chino en Beijing lanzó una advertencia pública y aseguró que “no capitulará a ninguna presión”.
“China tiene la determinación y la capacidad para defender sus intereses”, pero “espera que Estados Unidos pueda hacer esfuerzos para llegar a un compromiso”, aseguró el vocero del Ministerio de Comercio de China, Gao Feng, en una conferencia de prensa.
DISPUTA, AL BORDE DE LA RUPTURA
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