Este miércoles, May puso su renuncia sobre la mesa para ganar el apoyo de todo su partido, pero su eventual salida del gobierno no fue suficiente para convencer a sus aliados norirlandeses del DUP, una pequeña fuerza política que le garantizó durante toda su gestión una mayoría en la Cámara de los Comunes.
Según trascendió ayer no hubo nuevas reuniones con el oficialismo conservador y ratificaron que el partido votará en contra del texto que presentará mañana el gobierno en el Parlamento.
Sin el apoyo del DUP, May salió a buscar el respaldo del principal partido opositor, el Laborista, o al menos de una parte de él.
El Laborismo apoya mayormente el llamado Acuerdo de Salida que May negoció con la UE y que establece las reglas y condiciones del divorcio, pero cuestiona la llamada declaración política, otro texto acordado con el bloque europeo, que define los lineamientos generales de cómo será la futura relación bilateral entre Reino Unido y la UE tras la ruptura.
Hasta ahora, los tres documentos negociados y firmados con la UE -el Acuerdo de Salida, la declaración política y un protocolo adicional- habían sido discutidos y votados en el Parlamento como un paquete indivisible.
Sin embargo, sin los votos garantizados para romper la serie de derrotas legislativas, May desdobló el entendimiento y anunció que solo presentará a votación mañana el Acuerdo de Salida.
El fiscal general del país, Geoffrey Cox, aclaró ante el Parlamento que la moción que presentó el gobierno “no solamente es perfectamente legal, sino también perfectamente sensato”, mientras que el presidente de la Cámara de los Comunes, el conservador John Bercow, aceptó la convocatoria del gobierno por concluir que el texto de la moción presentada “es sustancialmente diferente” al votado y rechazado dos veces este año.
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