El movimiento feminista de Chile intenta frenar la imposición del nombre “Pablo Neruda” al aeropuerto de la capital, tras revelar su machismo confesado en un libro autobiográfico en el que menciona que violó a una mujer y por el abandono a una hija con hidrocefalia.
El Nobel de Literatura 1971 y figura emblemática de la cultura de su país, gozó en vida de los reconocimientos y honores que le deparó una obra que lo posicionó entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo. “El más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”, lo definió cierta vez el colombiano Gabriel García Márquez. Pero la revelación de ciertos episodios nefastos de su vida, lo convirtieron en una personalidad cuestionada en la era del #Metoo: una polémica que suma un nuevo capítulo ante la oposición de grupos feministas a que el aeropuerto de Santiago de Chile sea rebautizado con su nombre. Proponen, en cambio, que lleve el nombre de Gabriela Mistral (1889-1957).
Hay dos hechos sobresalientes que pesan sobre su memoria y la ensombrecen: por un lado, la violación a una sirvienta en Ceilán (hoy Sri lanka), donde ejercía como diplomático, y qué él mismo relata en su autobiografía, Confieso que he vivido. “Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré a la cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. (...) El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia”, reza la confesión del poeta.
Por el otro, el abandono de Malva Marina, la única hija que tuvo con su primera esposa, la holandesa María Antonieta Hagenaar, Maruca: la niña nació con hidrocefalia en 1934 y murió ocho años después, sin haber contado con apoyo de su padre; una tragedia doméstica que trasciende los cuestionamientos de género y lo sumerge en el fango de la falta humanitaria.
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