La presión en la calle, en la oposición y en las propias filas de la mayoría gubernamental se había vuelto insoportable para el presidente Emmanuel Macron. El Gobierno francés anunció este martes la suspensión durante seis meses de la subida de las tasas al combustible prevista para el 1 de enero. Con esta decisión, Macron da marcha atrás en la medida que desencadenó la revuelta de los llamados chalecos amarillos. El movimiento reclama una mejora del poder adquisitivo y expresa el hartazgo de las clases medias empobrecidas de la Francia provincial.
“Ninguna tasa merece poner en peligro la unidad de la nación”, dijo en una declaración televisada el primer ministro, Edouard Philippe, tras reunirse con el grupo parlamentario de la Lrem. Philippe se refería al balance humano de estas semanas de protestas: cuatro muertos en circunstancias accidentales y centenares de heridos en las manifestaciones.
La esperanza de Macron es que la moratoria en el precio de la gasolina y el gasoil apacigüe a los chalecos amarillos, la prenda que es obligatorio llevar en los vehículos franceses y que es el emblema del movimiento. No está claro que lo consiga. El Gobierno confía en que, como mínimo, las concesiones sirvan para rebajar el amplio apoyo al movimiento en la opinión pública. Según los sondeos, en torno al 70% de franceses simpatiza con la protesta.
Philippe anunció otra medida para calmar los ánimos: la congelación, también durante seis meses, de los precios del gas y la electricidad.
Desde que estallaron las protestas hace tres semanas, otras reivindicaciones se han sumado a la de la moratoria en el impuesto al combustible, que penaliza a los franceses que usan el coche a diario en las ciudades y regiones francesas con menos transporte público. Entre otras peticiones que formulan los chalecos amarillos, figuran una bajada de otras tasas que gravan a las clases trabajadoras, el aumento del salario mínimo o la reintroducción del impuesto sobre la fortuna. Pero muchos van más allá y directamente exigen la dimisión de Macron.
La oposición parlamentaria ha intentado aprovechar el movimiento de los chalecos amarillos para socavar al presidente. La extrema derecha y la izquierda populista quieren la disolución de la Asamblea Nacional y elecciones legislativas anticipadas. La derecha de tradición moderada pide un referéndum. La protesta, que el sábado degeneró en escenas de violencia descontrolada en París y esta semana ha empezado a extenderse a otros sectores como los estudiantes de instituto, ha sumido al presidente en su peor crisis desde que llegó al poder en mayo de 2017.
FRANCIA
Macron suspendió el alza del impuesto a los combustibles
El gobierno francés anunció una moratoria de seis meses en la introducción de las nuevas tasas, tras varias jornadas de disturbios.
COMENTARIOS