Miles de manifestantes en protesta contra la política económica del gobierno francés protagonizaron el sábado escenas de caos y violencia urbana, principalmente en París, donde las fuerzas del orden detuvieron a cerca de 200 personas y se contabilizaron un centenar de heridos.
Los enfrentamientos, que duraron toda la jornada y no habían terminado en la noche, tuvieron lugar no solamente en la capital, sino en numerosas ciudades de provincias, con bloqueos de autopistas y vías de transporte.
Cerca de 75.000 personas salieron a las calles, por tercer sábado consecutivo, para expresar su cólera, sobre todo contra el proyecto del gobierno reformista de Emmanuel Macron de aumentar los impuestos al combustible, como parte de la política de transición ecológica.
Los Campos Elíseos parisinos cortados por barricadas en plena temporada prenavideña, el Arco de Triunfo lleno de grafitis, vehículos incendiados en las avenidas aleñadas, tiendas saqueadas... “Vivimos un estado de insurrección”, resumió una alcaldesa del distrito 8º en París, Jeanne dHauteserre.
París concentró la ira de los más radicales, que en la mayoría de los casos actuó totalmente al margen del movimiento de los “chalecos amarillos”, como se conoce a decenas de miles de franceses que adoptaron, como distintivo, el tradicional chaleco que es obligatorio llevar en los autos para casos de emergencia.
Son las clases humildes de Francia, un movimiento de indignación popular ante lo que consideran unas reformas económicas injustas y que no han sido suficientemente explicadas. Pero la presión política corre el riesgo de aumentar sobre el gobierno al regreso de Macron, que ya anunció una reunión de urgencia este domingo de su gabinete.
Escenas de guerrilla urbana
Hombres encapuchados armaron barricadas, quemaron autos, rompieron vitrinas y lanzaron objetos contundentes a la policía antimotines en varios de los barrios más lujosos y turísticos.
Pero los incidentes y focos de violencia al margen de las concentraciones de los “chalecos amarillos” se vivieron también en varias ciudades francesas, entre ellas Lille, Charleville- Mézières, Estrasburgo, Toulouse, así como en Nantes, donde medio centenar de “chalecos amarillos” irrumpieron en el aeropuerto local.
“Vivimos un clima insurreccional” advirtió el numero dos del principal sindicato policial Alliance, Frédéric Lagache.
Esta es la tercera jornada de protestas en Francia, tras las del 17 y del 24 de noviembre pasados. El primer sábado hubo un muerto y decenas de heridos. La del sábado 24 ya se saldó con graves disturbios también en los Campos Elíseos.
El movimiento quiere, sin líderes claros que puedan negociar con el gobierno, una mejora del poder adquisitivo, menos impuestos y que se baje el precio del combustible.
COMENTARIOS