Los niños migrantes sin paradero vuelven a poner en jaque a la Administración de Donald Trump. Estados Unidos le ha perdido el rastro a cerca de 1.500 menores indocumentados que cruzaron la frontera este año y fueron derivados a tutores, según una investigación del Congreso. Los legisladores advirtieron del riesgo de que los pequeños acaben con traficantes de personas o sean utilizados como trabajadores por personas que se hacen pasar por parientes. El caso desempolva la polémica desatada en abril, cuando los servicios sociales admitieron desconocer la ubicación de 1.475 niños que habían llegado completamente solos al país.
Después del incierto viaje a Estados Unidos, los menores de edad que son detenidos pueden estar por ley un máximo de 72 horas en un centro policial. Una vez cumplido ese plazo, pasan a estar bajo la custodia del Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS, por sus siglas en inglés). Luego son transferidos a un refugio, tutor o familiares, mientras su caso entra en el lento circuito judicial migratorio. Los investigadores del Senado revelaron el martes a The New York Times que el departamento no pudo determinar con certeza el paradero de 1.488 de los 11.254 niños que habían sido colocados con familias de acogida este año. Los funcionarios públicos hacen un seguimiento a los niños a través de llamadas telefónicas a sus tutores. 1.488 es el número con el que no pudieron contactar entre el 1 de abril y el 30 de junio.
El nuevo número de menores sin rastro es prácticamente calcado al revelado por los servicios sociales en abril, cuando reconocieron desconocer dónde estaban 1.475 niños que habían llegado solos a EE.UU. Los legisladores no especificaron si existen casos que figuren en ambos cómputos. El argumento que dieron entonces las autoridades para ignorar el paradero de los menores, fue que los tutores no contestaron al teléfono y prometieron realizar mejoras en el sistema de seguimiento.
Esa polémica revelación llegó justo cuando se destapó el escándalo de la separación de los niños de sus padres en la frontera estadounidense. Tras casi tres meses de alud de críticas, Trump se vio obligado en junio a dar marcha atrás, pero todavía hay cerca de 500 niños que no han sido reunificados con sus padres, según los últimos datos publicados el último día de agosto.
El Departamento de Salud y Servicios Sociales intentó poner paños fríos tras la publicación de los legisladores. “Como se le comunicó a los congresistas en reiteradas ocasiones, estos niños no están ‘perdidos’. Sus tutores, que generalmente son sus padres o miembros de su familia y que en todos los casos se ha investigado sus antecedentes penales y su capacidad para protegerlos, simplemente no respondieron al teléfono o no pudieron ser contactados cuando se realizó la llamada”, defendió su portavoz, Caitlin Oakley, citada por The New York Times. Desde 2016 los funcionarios de este departamento llaman a las familias de acogida 30 días después de derivar a un niño bajo su cuidado.
PREOCUPACIÓN
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