Latinoamérica pide a Maduro que acepte ayuda humanitaria para frenar el éxodo
Once gobiernos reunidos en Quito firman una declaración que exhorta al presidente venezolano a recibir cooperación y que ya ha sido tildada de "vergüenza" por Caracas.
América Latina ha lanzado un llamado al Gobierno de Nicolás Maduro para que acepte ayuda humanitaria, con el fin de “descomprimir” la crisis que está tras el éxodo de venezolanos.
La cita ayer, en la que once gobiernos reunidos en Quito firmaron una declaración que exhorta a Maduro a recibir cooperación, fue tildada de “vergüenza” por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Constituyente que rige en Venezuela.
“Qué pena, qué vergüenza con Ecuador, hicieron un comunicado, palabras más, palabras menos, (en el que) terminan pidiendo plata”, expresó el dirigente chavista. En el documento, los países firmantes “hacen un llamado a la apertura de un mecanismo de asistencia humanitaria que permita descomprimir la crítica situación, brindando atención inmediata en origen a los ciudadanos afectados”.
En la denominada Declaración de Quito, las naciones también acordaron continuar trabajando individualmente en la provisión de asistencia humanitaria y el acceso a mecanismos de permanencia regular, que incluyen procesos de regularización migratoria.
En la cita técnica, que terminó tras dos días de deliberaciones, participaron 13 países. Bolivia, aliado de Venezuela, se abstuvo de suscribir, mientras República Dominicana señaló que lo haría después, pues estuvo representada por un consejero de la embajada.
Con este nuevo pronunciamiento, la región tomó mayor distancia frente a la visión que tiene Maduro sobre lo que ocurre en su país.
El lunes el Gobierno chavista acusó a funcionarios de Naciones Unidas de justificar una “intervención internacional” mediante la exageración del número de migrantes venezolanos, que Maduro cifró por primera vez en 600.000 en los dos últimos años.
Según las Naciones Unidas, unos 2,3 millones de venezolanos viven en el exterior, de los cuales 1,6 millones abandonaron su país desde 2015, cuando empeoró la escasez de medicinas y alimentos en medio de una hiperinflación.