Después de años de luchar contra el gobierno federal, una compañía de Texas recibió autorización para publicar desde hoy, en internet, los planos que le enseñan a la gente a fabricar armas en impresoras 3D desde la comodidad de su casa.
Esa fue la conclusión de una batalla legal de cinco años en la que el Gobierno del ex presidente Barack Obama (2009-2017) argumentó que esos manuales violaban las leyes de exportación de armas de fuego ante dos jueces federales y de que el Tribunal Supremo se negase a oír el caso.
Sin embargo, en una decisión abrupta, el Gobierno de Trump llegó a un pacto en junio con Defense Distributed para permitir a ese grupo texano volver a distribuir las instrucciones de impresión a través de internet, tal y como hizo en 2013 antes de que su actividad fuera bloqueada.
Además, el acuerdo estableció que esos tutoriales de impresión están aprobados para publicación de cualquier forma y que el Gobierno estadounidense pagará los 40.000 dólares de honorarios legales en que incurrió Cody Wilson, el fundador del grupo en el centro de la polémica.
Para la organización Propietarios de Armas en EE. UU. (GOA, por sus siglas en inglés), este pacto significa libertad y está acorde con la Segunda Enmienda” de la Constitución estadounidense, que protege el derecho a portar armas, explicó Jordan Stein, director de este grupo.
“Los que odian las armas siempre quieren centrarse en sus usos ilícitos e ignoran la abrumadora cantidad del bien que hacen. De hecho, las armas de fuego se usan de 16 a 100 veces más a menudo para salvar vidas que para quitarlas”, argumentó Stein.
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