“La violencia y la represión que hemos visto en Nicaragua viola el derecho de libertad de expresión y la dignidad humana del pueblo nicaragüense”, afirmó la embajadora ante la ONU, Nikki Haley en un comunicado.
La funcionaria norteamericana, además, exigió que “los miembros de la Policía y otros actores con comportamiento indebido vinculados con el gobierno detengan inmediatamente los actos violentos contra estudiantes y otros civiles, y se asegure que los medios de prensa puedan actuar libremente”.
Haley volvió a respaldar a la oposición: “Apoyamos al pueblo de Nicaragua, que expresa su voz de manera pacífica para exigir cambios en su país y participar en un diálogo nacional inclusivo que responda a sus inquietudes, incluido el respeto de la democracia y los derechos humanos”.
La crisis social continúa en Nicaragua un día después de que la Conferencia Episcopal aceptara ser mediador del diálogo propuesto por el Gobierno para superar un conflicto que ha causado al menos 32 muertos y 428 heridos.
Este miércoles cientos de nicaragüenses, en su mayoría estudiantes, exigieron en las calles de Managua la liberación de los detenidos durante los enfrentamientos de la semana pasada que comenzaron por una fallida reforma a la seguridad social.
Las personas recorrieron unos dos kilómetros desde la Avenida Universitaria hasta llegar a una colina donde se encuentra la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), popularmente conocida como “El Chipote”, ondeando banderas de Nicaragua, sosteniendo carteles con leyendas de “Liberen a los jóvenes”, “Los queremos vivos” y “Somos estudiantes, no delincuentes”.
Asimismo, durante el trayecto fueron gritando consignas para pedir justicia por la treintena de muertes y por la liberación de los estudiantes, constató Efe.
A pesar de que los enfrentamientos disminuyeron el lunes, ahora la población exige la renuncia de Ortega y Murillo porque los consideran represivos, corruptos, violadores de los derechos humanos y de las libertades públicas.
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