Donald Trump sigue elevando la tensión en sus relaciones con México y, en general, con sus aliados. Su último paso ha sido anunciar su intención de enviar a las Fuerzas Armadas de EE. UU. a la frontera con México, algo que es, en principio, ilegal. Trump dijo que los soldados estarán en la frontera “hasta que tengamos un muro y una seguridad digna de tal nombre”. Poco después, repitió esa amenaza al declarar en una rueda de prensa conjunta con los presidentes de los Países Bálticos -Estonia, Lituania, y Letonia- que “nos estamos preparando para que las Fuerzas Armadas protejan nuestra frontera”.
Como con casi todas las afirmaciones de Trump -incluyendo, precisamente, el muro con la frontera-, no está claro que las palabras se vayan a convertir en hechos.
En EE.UU., la protección de las fronteras es competencia de la Patrulla Fronteriza, un cuerpo que cuenta con unos 22.000 miembros. Trump no especificó cómo se coordinarían las Fuerzas Armadas con la Patrulla, ni qué tipo de operaciones llevarían a cabo los militares.
Aparte, desde la Ley Posse Comitatus, en vigor desde 1878, prohíbe el despliegue de los militares dentro del territorio de EE. UU. salvo que haya riesgo de invasión, lo que no es el caso.
Lo que sí es factible es enviar la Guardia Nacional -cuyos miembros son civiles con entrenamiento castrense y equipo similar al de las Fuerzas Armadas- a la frontera. Por más que Trump alardee de ello, es algo que ya hicieron George W. Bush y Barack Obama.
El Presidente tuiteó ayer de nuevo lo que ha bautizado como “la Gran Caravana”, un grupo de más de 1.000 inmigrantes hondureños que se encuentran en el sur de México, presumiblemente rumbo a Estados Unidos. “Vale más que la Gran Caravana de Gente de Honduras, que ahora viene a través de México, sea detenida”, dijo Trump en Twitter.
Lanzó su mensaje unas 10 horas después de que el Gobierno mexicano anunciara que iba a detener la caravana, devolviendo a Honduras a una parte de sus miembros y dando estatuto de refugiados a los menores de edad y a otras personas más vulnerables. Las informaciones acerca de si México ha detenido efectivamente la caravana o no son, por ahora, confusas.
Desde hace una década no hay prácticamente emigración de México a Estados Unidos, y las personas que entran a través de la frontera entre los dos países son en realidad centroamericanos -fundamentalmente hondureños- que huyen porque las funciones del Estado en su país han sido usurpadas por mafias de narcotraficantes que llevan cocaína de América del Sur a, precisamente, Estados Unidos.
Trump repitió esas ideas en su rueda de prensa. “Nuestra frontera con México está muy desprotegida. Tenemos leyes horribles”, dijo, pese a que Estados Unidos tiene un saldo migratorio negativo -es decir, se van más extranjeros que los que llegan-, y la mitad de las personas que entran en el país lo hacen a través de aeropuertos, con todos los papeles en regla y, lo que hacen, es, simplemente, no salir cuando sus visados expiran.
PROTECCIÓN
Las Fuerzas Armadas de EE. UU. vigilarán la frontera con México
El Presidente estadounidense aseguró que será hasta que termine la construcción del muro fronterizo.
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