Sebastián Piñera Echenique, de 68 años, fue investido por segunda vez como presidente de Chile, con la promesa de acelerar la economía para dejar al país encaminado al desarrollo y lograr consensos para “corregir” algunas reformas de su predecesora, Michelle Bachelet. Los chilenos le dan una segunda oportunidad a la derecha, que luego de la Administración transformadora de Bachelet tiene entre sus principales misiones, impulsar nuevamente el crecimiento económico y retomar la política de los acuerdos, que marcaron los primeros gobiernos democráticos desde 1990. Con un renovado Parlamento, donde ningún sector político tiene mayorías, Piñera aspira a alcanzar grandes consensos para gobernar.
Luego del cambio de mando en el Congreso de la ciudad puerto de Valparaíso, a 110 kilómetros de Santiago de Chile, la primera actividad pública del presidente fue visitar un centro de niños y jóvenes en riesgo social.
En el municipio de La Pintana, una zona popular del sur de la capital, Piñera entregó una simbólica señal en favor de la infancia.
En un país con una deuda histórica con los menores a cargo del Estado, con escándalos de muertes y de violaciones a los derechos humanos en centros del Servicio Nacional de Menores (Sename), el mandatario convocó a un gran acuerdo nacional por la infancia, con el que busca conseguir el primer consenso político transversal de su período. “Ya no podemos reparar la pérdida de cientos de vidas (...) Pero sí sabemos que podemos, debemos y vamos a dar a nuestros niños y adolescentes la prioridad y la atención que ellos necesitan y merecen para ponerlos primeros en la fila de las prioridades y en el centro del corazón de nuestro Gobierno”, indicó Piñera. En una gestión que acaba en 2022, el presidente espera llegar a acuerdos en seguridad ciudadana, modernización del Estado y en la compleja misión de convertir a Chile, en un plazo de ocho años, en el primer país de Latinoamérica en alcanzar el desarrollo.
Su primer Gobierno (2010-2014) estuvo enfocado en la gestión y la reconstrucción del país, luego de un terremoto que destruyó el centro-sur de Chile pocos días antes de asumir. Realizó un buen Gobierno, con un crecimiento promedio de un 5,3%, pero fue un presidente impopular que tuvo que enfrentar las movilizaciones estudiantiles que, en buena parte, marcaron el destino de la política chilena. En esta segunda Administración, Piñera recibe un país distinto. No existe ningún consenso sobre si Chile avanzó o retrocedió en estos últimos cuatro años, porque el legado de Bachelet sigue siendo el principal asunto de debate de política chilena. Pero en el mandato que termina (2014-2018), la socialista llevó adelante una Administración transformadora. Junto con una reforma que garantizó el derecho a la educación superior para el 60% de los estudiantes de menores recursos, su Gobierno realizó una reforma tributaria y laboral.
BUSCANDO GRANDES CONSENSOS
Chile: con la promesa de acelerar la economía, Piñera asumió la presidencia
Los chilenos le dan una segunda oportunidad a la derecha, que gobernará hasta 2022, con un énfasis en el crecimiento y la protección de las mayorías de clase media.
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