La milicia terrorista Estado Islámico (EI) se atribuyó el atentado en una estación del metro de Londres, que dejó al menos 29 heridos. El grupo yihadista asumió responsabilidad a través de la agencia Amaq, considerada su órgano de prensa.
La primera ministra Theresa May sostuvo que el artefacto "intentaba causar grandes daños", pero que para alivio de autoridades y habitantes, la bomba -que estaba oculta en una cubeta plástica y dentro de una bolsa térmica de supermercado- explotó parcialmente, lo que sin duda evitó una carnicería peor.
La bomba estalló en la estación Parsons Green en el suroeste de la ciudad alrededor de las 8:20 de la mañana, a la hora que el tren que transporta a usuarios -niños de escuela incluso- desde los suburbios.
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