Después de que el domingo pasado un grupo de militares tomara las instalaciones de la Brigada Blindada 41°, conocida como fuerte Paramacay, analistas independientes advirtieron que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no mantiene el control absoluto de las Fuerzas Armadas y que pueden producirse nuevos alzamientos.
Hernán Castillo, investigador en temas militares, sostuvo que el asalto del domingo produjo “un efecto político y psicológico que derrumba varios mitos: el que las Fuerzas Armadas son absolutamente leales a Maduro, que la revolución cuenta con respaldo cívico-militar y que los organismos de inteligencia del G2 cubano tienen el control de la situación en el estamento castrense”.
El profesor de la Universidad Simón Bolívar advirtió que puede haber réplicas del pronunciamiento del pasado fin de semana en otras instalaciones militares y que dejó un saldo de tres atacantes muertos y otros tres heridos.
“Las Fuerzas Armadas también están divididas y fracturadas y son partícipe de la crisis social y económica que agobia al país. Ese sector es un volcán en erupción y el gobierno lo sabe. Es cuestión de tiempo para que veamos más eventos como los del domingo pasado”, señaló.
Castillo consignó además que en Venezuela están dadas las condiciones para que haya una guerra civil, “pero no en el concepto clásico de una confrontación abierta sino de media a baja intensidad, si continúan los enfrentamientos en la calle y sin control”.
Por su parte, la periodista Sebastiana Barráez, analista de temas militares, indicó que “la toma de la instalación militar no llegó a ser una sublevación; tuvo un significado político fuerte pues un grupo de oficiales activos y en situación de retiro entró a una instalación blindada y sacó muchas armas. Esto evidencia fragilidad en los controles internos de lugares emblemáticos del ejército”.
Barráez dijo que los disidentes que escaparon “declararon a la prensa internacional que esperaban el pronunciamiento de al menos cuatro generales activos, quienes a última hora no se sumaron al movimiento”.
A su vez, el especialista en asuntos militares Carlos Martínez dijo que “aunque el descontento entre los militares venezolanos es enorme, el grupo alzado no tiene peso específico o influencia en el resto de la oficialidad”.
Según el analista, tanto el Alto Mando como los comandos operacionales tienen privilegios y prebendas económicas que los consagran como una minoría con poder.
“Forman parte de una gran burocracia administrativa que no va perder posiciones y comodidad, aun cuando sepan que hay descontento y disidencias entre los oficiales jóvenes y en las tropas”, destacó.
Martínez descartó un escenario de guerra civil y dijo que “la oposición debe seguir apostando por una negociación, incluso secreta y fuera del país, con el gobierno”.
“Esta crisis no es de resolución inmediata. La Constituyente seguirá su avance y los antagonistas a esto tienen al pueblo de su parte y a la comunidad internacional. Con estos dos activos, se puede presionar una negociación que puede llevar algo de tiempo”, advirtió.
FUERZAS ARMADAS
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