A esta situación preocupante se suma otra: la elevación del nivel del mar, que podría alcanzar decenas de centímetros para 2070, según la Fundación Jacques Rougerie (FJR).
Hacer frente a estos retos ambientales y demográficos requiere una innovación arquitectónica y técnica que construya un entorno vivo que valore la riqueza del planeta, que cree una nueva relación entre el hombre y su entorno natural, y que plantee nuevos diseños relacionados con el mar y el espacio, siguiendo los preceptos del desarrollo sostenible, según esta fundación.
Arquitectos y oceanógrafos franceses han diseñado el arrecife artificial ‘Biolum Reef’, impreso en 3D, a partir de residuos plásticos y con iluminación de origen biológico, que tendrá niveles semisumergidos para actividades científicas y artísticas relacionadas con el océano.
La FJR lleva el nombre y el apellido de un eminente arquitecto francés (www.rougerie.com) que ha diseñado hábitats, edificaciones y estructuras marinas y submarinas innovadoras, inspirándose en la naturaleza, en lo que se conoce como biomímesis o biomimética.
Su último gran proyecto es el SeaOrbiter (www.seaorbiter.com) , una embarcación futurista basada en una estructura vertical inspirada en la obra imaginaria de Julio Verne, que funcionará como un laboratorio oceanográfico flotante internacional, con numerosas plantas y niveles de alojamiento e investigación por encima y debajo del nivel del mar.
Cada año, la FJR (www.fondation-jacques-rougerie.com) efectúa, junto con el Instituto de Francia (www.institut-de-france.fr), un concurso internacional para elegir a los proyectos arquitectónicos más innovadores, audaces y disruptivos, desarrollados por jóvenes arquitectos, diseñadores, ingenieros y urbanistas.
Los proyectos de ‘innovación y arquitectura para el mar’ premiados en 2017 y anunciados en 2018 permiten echar un vistazo a los espacios dónde viviremos, trabajaremos, produciremos e investigaremos en el futuro.
Casas que resisten los embates marinos
El proyecto merecedor del Gran Premio y denominado ‘Currents for Currents’ (Corrientes para corrientes) ha sido presentado desde Filipinas como una opción para las zonas más vulnerables a dos de las amenazas más graves del planeta, el aumento de la población y el calentamiento global.
Este trabajo, con “el azul es el nuevo verde” como filosofía de diseño, es una solución de vivienda para la vulnerabilidad de las comunidades costeras a la escasez de tierras, recursos e infraestructura de energía confiables, y el aumento de las mareas y las tormentas marinas, según los arquitectos Deo Alrashid T. Alam, Robert Andrew P. Galano y Pierre Michael Monjardin.
Las estructuras poliédricas de cuatro plantas, con aspecto de barcos veleros e interconectadas por encima y debajo del agua, formando extensas hileras circulares de viviendas como las perlas de un collar, fueron diseñadas con la mayor flexibilidad posible, para adaptarse a las cambiantes condiciones del mar y recuperarse de las adversidades climáticas, según sus creadores.
“Las casas son alimentadas, tanto por energía eléctrica obtenida de las mareas como por luz solar. Esto permite que toda la comunidad sea completamente independiente de la red eléctrica y autosuficiente”, explican Alam3, Galano y Monjardin.
Aunque estas casas, con una de sus fachadas blanca y la otra semitransparente, han sido diseñadas originalmente para el contexto filipino, su concepción modular y el uso de un material disponible universalmente para su marco estructural principal, el plástico moldeado, permite construirlas en casi cualquier sitio costero alrededor del mundo, según aseguran.
COMENTARIOS