UN PROFESIONAL DE UNA RECONOCIDA TRAYECTORIA

Víctor García: Ingeniero destacado y escritor distinguido

Más allá de dirigir numerosas obras privadas, trabajó en la Dirección de Catastro de Córdoba, fue secretario de Obras Públicas en General Viamonte y jefe de Obras Sanitarias de Junín. Además, publicó tres novelas y dos libros de cuentos.

Everardo Víctor García nació en Junín. Hijo único de un matrimonio conformado por un ferroviario y una ama de casa, hizo la primaria en la Escuela N° 7 y el secundario en el Colegio Nacional.
Cuando terminó quinto año se fue a Córdoba, donde hizo la carrera de Ingeniería en Construcciones.
Una vez que se recibió, se casó y empezó a trabajar en Córdoba: además de algunos trabajos privados que hacía, lo invitaron a formar parte del área de Catastro en la municipalidad.
García recuerda que el intendente era Víctor Martínez, quien luego sería el vicepresidente de Raúl Alfonsín: “Me encargó, junto a otros dos muchachos, hacer un relevamiento de toda la ciudad y medir todas las construcciones en base a la foto aerogramétrica que había hecho una empresa canadiense. Íbamos casa por casa para medir y comparar si lo construido se correspondía con los planos”.
También se desempeñó en el Consejo Federal de Inversiones.
Más adelante le ofrecieron la Dirección de Catastro, pero no la aceptó porque ya en sus planes regresar a Junín.

En Junín

Cuando llegó a Junín hizo trabajos con la empresa Giannone y después, en forma circunstancial, lo recomendaron para ocupar el cargo de secretario de Obras Públicas de General Viamonte, que quedaba vacante.
“Así fue como empecé –recuerda– y me mantuve por tres gobiernos: el del doctor Defendente, en la época de los militares, con el intendente peronista Cotroneo, y con el radical Torregiani”. Según dice, con todos se llevó “muy bien”.
De su gestión, destaca numerosas obras: pavimentación; extensión de la red eléctrica hasta las zonas rurales; construcción del inmueble de concentración de oficinas públicas, “que fue el primer edificio con ascensor de allá”; numerosos de barrios de viviendas; el parque del balneario; el nuevo edificio de la municipalidad; una parte nueva del hospital.
Al mismo tiempo, tenía obras privadas en Junín como proyectista y director de obras.
Dejó su puesto en Viamonte cuando lo nombraron jefe técnico de Obras Sanitarias de Junín. Más adelante pasó a la jefatura de ese organismo, donde permaneció unos doce años: “Es una satisfacción haber hecho eso, agrandamos mucho la ciudad en cuanto al agua y las cloacas. Además, se hizo una red especial de desagüe cloacal, que bajaba por la calle Chile y seguía por la margen de la avenida Circunvalación, del lado de la ciudad, que llegaba hasta el pozo de impulsión. Gracias a eso se pudo ampliar mucho la prestación del servicio para aquel lado”.
También trabajó como docente en el Instituto Superior del Profesorado Junín, donde dio clases de Física, de Matemáticas, colaboró en la creación de la carrera de Decoración de Interiores, donde dio asignaturas como Materiales y Proyectos.
En definitiva, García se muestra conforme con su actividad profesional: “Acá hice muchas obras y la pasé muy bien en la profesión. No hice mucho dinero, solo lo suficiente como para estar bien con mi familia y con los amigos, a los que siempre recuerdo y son un tesoro que guardo en el corazón”.

Escritor
Cuando Víctor tenía 57 años, su esposa falleció, siendo muy joven, producto de una enfermedad. Al tiempo, cada uno de sus dos hijos formó su familia y pensó que debía hacer algo “que distrajera la mente”.
Analizó algunas opciones, como hacer música o estudiar un idioma, pero eran actividades que requerían una rigurosa disciplina.
Hasta que surgió la literatura. Fue cuando descubrió cosas (“pequeñas historias, instantáneas”) que había escrito muchos años antes: “Yo no me di cuenta de eso porque siempre estuve inmerso en mi trabajo, mi familia, mis amigos. Cuando encontré las cosas que había escrito, hablé con Claudio Portiglia y él me invitó a su taller. Ahí me di cuenta de que con todo eso podía hacer algo”.
En los últimos once años escribió tres novelas y dos libros de cuentos, mientras está trabajando en una tercera compilación de relatos.
En sus textos sobrevuelan los temas más diversos, desde la ciencia ficción y la estética futurista, hasta la física astronómica y la religión, pasando por la nostalgia y el amor.
“Escribo cuando me da el ataque –explica–, es una actividad de mucha creatividad: yo creo que escribir puede ser fácil o imposible”.
Según dice, lo hace porque le hace “sentir bien”, y amplía: “Me siento cumplido con mis recuerdos, con mi presente, con comunicar mis ideas”.

Balance

Al momento de hacer un balance, Víctor García se manifiesta satisfecho: “Tuve una infancia muy feliz con mis padres; un secundario espectacular, con la barra de muchachos; muy buena la universidad, donde conocí mucha gente, en una ciudad como Córdoba, que entonces estaba en desarrollo y yo trabajé en ese crecimiento; cuando volví tuve una etapa muy feliz trabajando en Viamonte, lo mismo que cuando me desempeñé en Junín. No me puedo quejar. Mi hijo es médico, mi hija es psicóloga y tengo la gracia de tener seis nietos”.

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