Cercanía
MARKETING APLICADO

Cercanía

Buenos negocios.

Los negocios de cercanía son aquellos que están próximos a nuestros hogares, lugares con los que tenemos una relación simbiótica porque están siempre para “salvarnos” con ese producto que nos falta a último momento. Negocios que, aunque no lo sepan, siempre despliegan una estrategia comercial. En la columna de hoy, almacenes, verdulerías, carnicerías y la tentación de tirar la plata en las redes. 

Me gusta conversar con ellos, con cada uno tengo un tema diferente. Con algunos de fútbol, con otros de la vida, y puntualmente hay una situación de la que no me he podido evadir. Fue esta semana cuando le dije a mi amigo de la esquina de casa que no podía trabajar sus redes sociales. Un rapto de sinceridad que a veces no cae bien porque parece que le estás negando algo que necesita, cuando la realidad es que no es así. Prefiero decir la posta: no es por ahí, no es el camino. 

Si tuviera que enumerar cuáles son las condiciones comerciales que deben reunir nuestros amigos, son muy puntuales. El horario extendido es la primera variable extratégica: ellos deben estar cuando los necesitás, cuando el super o el chino ya cerraron, dispuestos, al pie del cañón para asisitir con esa respuesta que esperamos: “sí, tengo” y sacar lápices de colores para los chicos. Porque la variedad de productos es uno de sus capitales marcarios. ¡Ellos lo tienen todo! 

La visibilidad de la oferta y la tentación son dos ejes estratégicos que se suman a la lista. No solo me refiero a cartelería que ofrece aquellos productos que no pueden exhibir sino además a la superpoblación de artículos que seducen al paso, esos que logran llenar la bolsita cuando solo fuiste a buscar una soda. Todo se complementa con la empatía, porque son negocios de cercanía y siempre hay una palabra del partido del domingo o del nuevo presidente, una catarsis colectiva que se desarrolla ante la mirada de los demás clientes que esperan entre resputuosos e impacientes. 

¿Acaso alguien podría pensar en que estos comercios necesitan redes sociales? La realidad es que muchos, si bien tienen un nombre, no logran depegarse de la identidad de su dueño. Voy “a lo de Carlitos” o “al mercadito de acá a la vuelta”. Por otro lado, bien sabemos que las redes no son un catálogo y, aunque lo fueran, nadie compraría 200 gramos de jamón y una lavandina. Entonces, no trabajaríamos marca ni venta online, por lo que se haría difícil justificar el esfuerzo económico, si es que se quiere trabajar algo con vínculo a resultados concretos. 

Está claro, la tentación de abrir perfiles en redes sociales está a la orden del día aunque por lo general la mayoría quedan abandonados conformando una pérdida de tiempo y de foco sobre lo que verdaderamente deben hacer que es seguir construyendo la relación de proximidad; sumando valor en la calidad, cantidad y variedad de productos, en la incorporación de formas de pago y en el desarrollo de valor del local. 

La clave es esa. El resto es solo un bálsamo para sentir que estamos haciendo algo. Estemos cerca, desarrollemos buenos negocios.

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