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Por fin aparece un horizonte más despejado

Por primera vez, el gobierno macrista cree tener por delante un escenario alentador.
Las jornadas del Foro de Inversión y Negocios, el denominado Mini-Davos, con la presencia de corporaciones internacionales y promesas de inversión, cumplieron las expectativas oficiales de mostrar una Argentina con inserción internacional y fuerte protagonismo del sector privado.
El dato de la inflación de agosto y la certeza de que habrá un rebote económico en los próximos meses, son los otros elementos que explican el optimismo oficial.
Y para abundar, tras idas y vueltas, el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, habría aceptado bajar las tasas a un ritmo más acelerado.

Los inconvenientes
Aún queda mucho por delante. El lado flaco de las noticias económicas tiene que ver con el proyecto de Presupuesto 2017 y las ganancias que gravan a los trabajadores.
No aparecen dificultades a la vista de que el Presupuesto pase el filtro del Congreso.
Los inconvenientes están vinculados con la decisión oficial de aflojar las previsiones del déficit fiscal, siendo la proyección de 4,2% del PBI, y la de postergar la promesa de eliminar el pago de Ganancias a los asalariados.
El primero recibe las críticas de los negocios, que prefieren una mayor disciplina fiscal, y el segundo de la CGT y la oposición.
El punto de inflexión en el nivel de actividad y la inflación, de cualquier manera, es la previsión más concreta de la marcha económica.
Aunque resta que se ratifique en los próximos meses. La disponibilidad de fondos que permitan financiar el desequilibrio fiscal y la política dura del Banco Central forjaron la expectativa de que los precios están en un sendero a la baja, que el dato de agosto confirma.
¿En cuánto más caerá la inflación?
Eso es otro debate, aunque una tasa de 20% para el año próximo parece probable.
Igual que un crecimiento del orden del 4%.

Brotes verdes
En simultáneo han aparecido los llamados brotes verdes, que son algunos indicadores de recuperación del nivel de actividad, vinculados al consumo, la construcción y la agroindustria.
Y a esto se debiera sumar la activación de la obra pública, las mejoras marginales de los salarios y el efecto fiscal y del gasto por el blanqueo de capitales y el pago de las deudas previsionales a los jubilados.
El horizonte parece mejor, aunque las incertidumbres siguen vigentes.
Los pronósticos están teñidos por la coyuntura política y los interrogantes sobre la capacidad del presidente Macri de mantener el rumbo en los próximos años.
¿Cómo ocurrirá la velocidad de corrección del desequilibrio fiscal? ¿Y cuántos legisladores ganará o perderá el oficialismo en las elecciones del 2017?
Estos son los otros factores que pueden moderar o acelerar el ritmo de la recuperación económica.

¿Claridad?
¿El Gobierno tiene claridad sobre estos asuntos?
¿O está encandilado por las luces de un foro de negocios?
La foto que ve la mayoría de la población no es la misma.
La confianza en el sector privado es escasa y las demandas sobre el Estado son infinitas.
La presión impositiva está en un récord histórico.
Son situaciones que requieran reformas de largo plazo que hoy parecen estar fuera de la agenda gubernamental.

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