None
ANTE LA FERIA DEL LIBRO DE JUNÍN

La despolitización de la palabra

La semana pasada sucedió en Junín la XII edición de la Feria del Libro, en palabras expresadas públicamente por el  Intendente el objetivo de su gestión fue “despolitizar este evento” que, no tanto por su convicción creo sino, por el arraigo que esta feria tiene en la ciudadanía su actual director de Cultura y Turismo debió continuar.
Me pregunté una y otra vez qué quiso manifestar realmente con esas afirmaciones el intendente, porque la literalidad en la ausencia de filósofos, historiadores, periodistas, sociólogos hablando sobre lo que es la Argentina y ser argentinos, o sobre la pobreza, el poder, los medios masivos, la inseguridad no me pareció muy inteligente. Entonces me atrevo a esbozar una respuesta a partir de la lectura de lo ocurrido, lamentablemente, en esta Feria del libro.
Simplemente “despolitizar la feria del libro” significa depreciar la palabra hasta el punto de vaciarla de sentido. La palabra como todos sabemos tiene el poder del significado y esto es bello y misterioso al mismo tiempo. Ante las palabras que nos causan dolor o las que parecen escaparse de lo correcto las cambiamos por un lenguaje tranquilizante, dice el francés Gilles Lipovetsky, realizamos un lifting semántico, a la misma acción Eduardo Galeano la llamó la des-palabra.
Para la actual gestión el sentido es peligroso cuando la palabra no es aquella que viene enlatada en el manual de estilo diseñado por Durán Barba para los integrantes del Pro, ni es aquella manifestada por un ser superior que tiene en la tierra sus voceros. Por eso la conferencia inaugural fue oficiada por un pastor evangelista, devenido en best seller con sus libros de autoayuda (para los frágiles de memoria es el mismo que casó a la modelo Karina Olga Jelinek y Leonardo Fariña) ante un auditorio ansioso por escuchar el mensaje somnífero. Mensaje que tiene el valor de tres salarios mínimos de un docente que recién se inicia. A esta puesta en escena se le suma una inauguración oficial/artificial con corte de cinta de un evento que hace 11 años que se realiza.  O un tabique excesivamente decorado que cierra la visual de una feria que siempre fue signo de convivencia, diálogo y encuentro; un tabique para sacarse fotos y no hablar.
La puesta en escena no es un dato menor en estos días de slogans, fotos y pocas palabras. El personal municipal de la Dirección de Cultura que en cada edición de la Feria del Libro trabajó con pasión, entrega y compromiso por la cultura de la ciudad fue relegado, menospreciado y literalmente escondido durante los días de desarrollo de la XII Feria del libro, por la autoridad de turno, Luis Bortolato. Vacío que se destacó notablemente por la desprolijidad, la desorganización, el maltrato, la desatención no sólo hacia los escritores que visitaron la ciudad, o hacia los expositores, sino también hacia cada docente con su grupo de alumnos que logró llegar al evento. Porque penosamente la mayoría de las escuelas que se encuentran lejos del centro de la ciudad no llegó a la feria del libro, decenas de alumnos se quedaron esperando que un colectivo prometido los pasara a buscar.
Universo de palabras versa el slogan, las palabras que contradicen, las que ocultan,  las no dichas que también dicen y cuanto… Con dolor confirmo la despolitización de la Feria del libro de Junín.

COMENTARIOS