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ENTREVISTA CON DEMOCRACIA

Carlos Buono, el bandoneonista juninense que lleva su música y su arte por el mundo

Integró las orquestas de Alfredo Gobbi, Mariano Mores, Horacio Salgán, Osvaldo Tarantino, Osvaldo Berlinghieri, y Julián Plaza, entre otras. Fue solista de la Sinfónica Nacional y de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata.

“Yo…soy músico”. Si bien éste es el título del libro que escribió Carlos Guillermo Buono, tales palabras definen de gran manera, pero a la vez simplemente, cuál era el objetivo de ese muchachito nacido en Junín, el 31 de agosto de 1942, en la casa de la calle Cabrera 119, hijo de Herminia y de José “Pepe” Buono.
Hoy pasea su arte por el mundo y hasta se da el gusto de cautivar a más de noventa mil personas tocando junto al maestro André Rieu.
En esta fresca tarde del invierno porteño, nos recibe en su coqueta casa del Barrio “Caferata”, hoy Parque Chacabuco, y allí tuvimos la oportunidad de conocer en profundidad una rica historia de vida que hoy queremos compartir con todos ustedes.
Ya ubicados en el comedor de su casa, el anfitrión, Carlos Guillermo Buono, músico, bandoneonista, compositor, arreglador, director, actor, director artístico, escritor, esposo, padre y abuelo ejemplar, nos habla de sus comienzos con la música:
“Aprendí con José Balduzzi y él me lleva a la Orquesta del maestro Héctor Bianco y debuté en esa orquesta en los Carnavales de 1957, en el Círculo Italiano. Recuerdo que en esas presentaciones, yo tocaba mirando el piso, sentía mucha vergüenza, mi hermano Aldo me miraba y no entendía por qué tanta vergüenza. Aldo estaba siempre”, dijo.

Su padre

En 1962 su padre, el periodista José Luis “Pepe” Buono, lo lleva a Buenos Aires, para que siga lo que es su vocación: la música.
“Papá me trae –recordó-, me voy al Hotel Cabildo. Lo que le debe haber costado al viejo dejarme solo, yo calculo que tiene que haber sido terrible, lo sé por lo que siento yo ahora con mis hijos. Dejé el bandoneón arriba de la cama en una pieza que era una prefabricada que estaba ubicada en la terraza del hotel, porque la plata no alcanzaba para pagar una pieza mejor. El hotel Cabildo estaba a la vuelta de Radio El Mundo y al lado del café “Caravelle” donde Papá iba siempre”.
“Creo que la enseñanza más grande que me deja el viejo, no que me dejó, que me deja porque es constante, es el de ser ‘buena persona’. Hoy en día me doy cuenta que trabajo mucho más por todo lo que fui dejando, por lo que fui sembrando, que por otra cosa. Por alguna cosa enturbiada por contactos con gente m…. , nunca. Esa es la herencia más linda que me deja papá”, manifestó.

Primeros pasos en la city

Ya instalado en la capital porteña, con el primero que tuvo relación fue con Osvaldo Tarantino, que tenía un quinteto, luego vino Alfredo Gobbi. “Tiene conocimiento de mí porque Eduardo Rovira me graba un tema, “Dos imágenes”, que está dedicado a Mary, mi esposa, a Nana, como la llamo y el tema estaba referido a las dos imágenes de ella: la que veía en Junín y la que recordaba cuando estaba en Buenos Aires”, aclaró.
“Gobbi me llama y me quiere conocer. Me cita en un bar de la calle Sarmiento y cuando lo veo entrar con esa imagen… todo vestido de negro, blanca la cara, era bellísimo y a mí me resultaba inmenso musicalmente. Creo que de Gobbi viene Pugliese, De Caro, Piazzola, todo. El me dijo: ‘Estás muy tiernito, pero yo te voy a llamar’. Yo salí a la calle y me puse a llorar (yo lloré muchas veces en Buenos Aires), fue terrible y me dije este no me va a llamar en la p… vida. Estaba haciendo el Servicio Militar, segundo año en Río Santiago, en la Marina y recibo un telegrama: ‘Ofrezco trabajo. Solista bandoneón. Orquesta Alfredo Gobbi. Radio Splendid’.
Fui primer bandoneón de su orquesta. Esa fue la experiencia con él y de ahí bueno… creo que soy uno de los pocos bandoneonistas que tocó con tres de los pianistas que estuvieron con Astor Piazzola: Osvaldo Tarantino, Atilio Stampone y Juan Carlos Cirigliano”, destacó.
“Después que volví de Junín, porque en la década del ‘60 el laburo estaba flojo acá y me fui al pago, pero cuando regreso me dan la oportunidad de ser director artístico de “Michelangelo”, el “Negro” Lavié y Walter Ríos y ahí empiezo la locura:  Salgán en Japón, Salgán en Buenos Aires, Julián Plaza, Atilio Stampone, con el cual todavía sigo colaborando en el Quinteto, Mariano Mores, nueve años recorriendo todo el mundo, dirección musical de Raúl Lavié, dirección musical de Libertad Lamarque en Europa, José Angel Trelles, grabar con los rockeros. Grabé con “No te va a gustar”, Lerner, Diego Torres, grabé hace poco con Alejandro Sanz y Soledad, también Joan Manuel Serrat, Lito Vitale y Gabriela Torres el disco ‘Señoras’”.
De sus giras por el mundo y su trayectoria musical, Carlos Buono, señala no los lugares donde estuvo, sino donde no estuvo y lo lamenta: “Me parece mentira las cosas que uno ha hecho. Hace unos días me decía mi señora: ‘Ay los nietos juegan de la misma forma que jugaban los chicos’ –un comentario rutinario doméstico- y me dice:  ‘porque juegan con unos hilos de lana y lo cuelgan y juegan como si fuera una telaraña’. Y yo le pregunto: ‘¿Los chicos jugaban así?’. Me dice: ‘Sí, ¿no te acordás?’. Y no, no me acuerdo porque la mayoría de las veces no estaba o sea eso lamento, lamento haber perdido cosas con la familia, es un poco el precio que se paga, pero creo que les di felicidad, creo que les doy felicidad”.

Actor

Otra de las facetas de Carlos Buono es la de actor, incluso trabajó en películas como “Funes, un gran amor”.
“Mirá ocurre una cosa, estando en Italia veo un libro que se llama “Hábleme de Funes”, de Humberto Costantini y como veo que es una historia de tango me lo compro. A los dos años, ni me imaginé, me llama Raúl de la Torre y me dice mirá hay un trabajo asi, asi. Fui. La experiencia fue tremenda estaba Moria Casán, Graciela Borges, Andrea del Boca, Gian María Volonté, de quien me hice muy amigo. Cuando yo le conté que era descendiente de calabreses, sicilianos, le gustó y se quedaba muchas veces conmigo, se tomaba una botella de licor por día, ya estaba enfermo. Además trabajaban Jairo, Virgilio Expósito, Pepe Soriano, quien me ayudó mucho, sobre todo la primera vez que yo tenía que decir un parlamento. Le digo: ‘Pepe me voy a volver loco yo’, a lo que me respondió: ‘el asunto es así: acá vos hacés de músico, entonces hablá como músico. Aparte a mí siempre me gustó la actuación, yo cuando toco actúo, Oscar Velilla y los muchachos que me conocen saben que es así, tengo mucho de eso. Y entonces me dice Pepe: ‘tenés que hacerlo así, a ver practicá conmigo’. El, sentado en el inodoro y yo, en el bidet del baño del estudio de cine. Así empecé. Después vino “Plata quemada” donde aparezco con Adriana Varela y después hice “Evita”, la de Alan Parker.

André Rieu

Respecto a cómo llegó a tocar para André Rieu, Buono recuerda: “Yo salía del Piazzola tango, donde estoy ahora y  mi productor, que es de Brasil y estaba con Rieu en el Luna Park, me dice por teléfono: ‘venite que tengo un dinero para vos (que había quedado de una gira)’. Fui, dejo el bandoneón en el coche, y como era un mundo de gente Puerto Madero, me arrepentí y lo llevo conmigo, por temor a que me lo pudieran robar.  Cuando llego, ya había terminado el espectáculo y todos los integrantes de la orquesta estaban cenando. Dejo el bandoneón en el suelo (para esto nadie sabía ni quién era yo ni nada), se acerca mi productor y me dice: ‘¿querés tocar algo?’ Y lo hice, luego de que André en persona me lo pidiera. Empecé a tocar y  te juro, se hizo un silencio…De pronto hice un popurrí, toqué Libertango, cuando terminé hubo un aplauso. En un momento lo llama el maestro Rieu a mi productor saca el teléfono, veo que pone el calendario y le dice ‘ tal dia, tal dia’. Yo pregunté si estaban organizando los conciertos, pero mi productor me responde: ‘No, son los días que tenés que ir vos”.
“Entonces yo llegué a mi casa, a las dos de la mañana y le grito a Mary: ‘bajá que hay que hablar’. Llamé por teléfono a mi hijo, que vive arriba y nos reunimos. Hice café, me preguntaron qué pasaba y les dije lo que había pasado: ‘Mañana a las 9 de la mañana en el Sheraton cierro. ¿Si o no?. Sí, perfecto. Fui y cerré. Cuando volví pasé por una agencia alquilé una casita en Cariló con vista al mar y le digo a Nana, nos vamos cuatro días al mar’. Poco después yo escribía lo que iba a hacer con el Maestro. Esto no es ningún ejemplo pero, mirá tengo una frase para decirle a los pibes: No tengan nunca que decir ‘Ahora es demasiado tarde’. A mí me pasó una sola vez y fue cuando tenía que tocar algo muy complicado, me di cuenta que no estaba preparado y me dije para mi “Ahora es demasiado tarde”. Nunca voy sin estar preparado. Luego pueden ocurrir cosas, pero no quiero decir nunca más ‘ahora es demasiado tarde”.

Asunto pendiente

Carlos Buono es músico, compositor, arreglador, director, actor, escritor, director artístico, pero ¿le quedó alguna asignatura pendiente?
A esta pregunta, él respondió: “me hubiera gustado haber podido estudiar más o sea tener el conocimiento suficiente para poder decir voy a escribir para…cómo te puedo decir…no para Tango Sinfónico porque me parece una frase demasiada ampulosa, pero sí para llevar al Tango a otra dimensión. Yo creo que musicalmente puedo estar preparado para cualquier cosa pero escribiendo me falta, es una asignatura pendiente”.
“Tengo problemas, me siento capacitado, pero me hubiera gustado haber estudiado más, si bien estudié con Teodoro Fuchs, del Teatro Colón, me hubiera gustado más. Sería lindo hacerlo”, concluyó. n

(*) Especial para Democracia.

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