El viernes último se conoció una resolución del Ministerio de Agricultura, en la cual se determina que las declaraciones juradas de ventas al exterior de trigo y maíz no podrán exceder las toneladas que se definan, para asegurar el abastecimiento al mercado interno y evitar un alza de precios.
La norma indica que la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios convocará a las mesas sectoriales de las cadenas de trigo y maíz, para que las mismas puedan realizar sus diferentes aportes y además llevar a cabo un monitoreo de la situación de ambos mercados.
Las repercusiones en contra de la medida también se ven en el ámbito local. Consultado por Democracia, Carlos Franco, presidente de la Liga Agrícola Ganadera, entidad adherida Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), organización integrante de Coninagro, respecto a la medida del gobierno relativa al cupo exportador, opinó que eran medidas que no servían absolutamente para nada, que a la larga terminaban generando más pobres.
“Los números son categóricos, en vez de producir más, generamos mayor cantidad de pobres”, apuntó. “Si arman un fideicomiso – dijo Franco en relación al Fondo Anticíclico Alimentario- siempre el que paga es el productor agropecuario, porque eso se va a ver reflejado en los precios”.
Lo manifestado por Franco, tiene que ver con la posible puesta en marcha de un Fondo Anticíclico Alimentario de U$S150 millones anuales, el cual tendrá por objetivo compensar a las empresas de consumo masivo el costo de las materias primas, trigo y maíz, para que "desacoplen" los precios al consumidor de los valores de exportación.
De acuerdo con el proyecto, las empresas cerealeras, que son las que manejan el negocio de la exportación, tendrían que aportar a ese fondo, mientras que del otro lado las industrias cobrarían las compensaciones. Dicho fondo, además, sería administrado por las cámaras empresarias.
Ante estas medidas, que seguramente avanzarán, Rodrigo Esponda, concejal de Juntos por el Cambio y ex directivo de la Sociedad Rural, al ser consultado por Democracia, manifestó su rechazo a la propuesta, y señaló: “cuando se pone volumen de exportaciones, afecta a toda la cadena, menos a algunos vivos amigos del gobierno que finalmente son los que obtienen esos cupos. Esos volúmenes se transforman en dádivas a empresarios inescrupulosos que terminan haciendo negocios particulares con el gobierno como ya lo hicieron en la época de Guillermo Moreno”.
“Por eso se cerraron las exportaciones y volvieron con apertura de cupo, porque no es casualidad que cuando vuelven las aperturas y los cupos aparecen las ‘baratas’ en los supermercados. Son negocios de unos pocos que terminan perjudicando a la producción de todo un país”, afirmó.
“Voy a estar siempre en contra de esas intervenciones porque a lo que uno aspira es que el país produzca el doble o el triple de lo que produce, como para que haya mayor cantidad, mayor oferta, y eso ayude a los precios. Y no que hagan negocio unos pocos poniendo títulos grandilocuentes como que beneficiará a la mesa de los argentinos.
Siempre tiene un gran título, pero termina perjudicando a la producción generando menos trabajo y beneficiando a los mismos vivos amigos del gobierno”, dijo.
Respecto a la cosecha, que está a pleno en esta época del año, cuando más rentabilidad tiene el agricultor, Esponda dijo que “el campo no tiene rentabilidad en la cosecha sino que trabajó todo el año. En este momento se ha cosechado el trigo y se ha sembrado el maíz, pero los cambios de rumbo y los manotazos son siempre en beneficio de unos pocos”.
“Aplican recetas repetidas que ya fracasaron. En Argentina tuvimos la menor producción de trigo de los últimos 100 años con el kirchnerismo, lo mismo con la pérdida de stock de ganado, y en vez de aprender de los errores, insisten con lo mismo, porque no les importa la gente”, apuntó.
Asimismo, Esponda afirmó que actualmente había una buena cosecha de trigo que se estaba llevando adelante, en sus inicios. “Esperemos como termina, y ojalá terminemos con una cosecha con muy buenos rindes, y seguir aumentando la producción, pero todo depende de la confianza que se pueda generar y estas medidas no generan ningún tipo de confianza”, aseveró.
Por su parte, Alejandro Barbieri, quien fue también presidente de la Sociedad Rural de Junín, opinó: “no creo que la solución sea poner cupos o limitar determinadas exportaciones. En principio es una falta de previsión para el productor agropecuario, no sabe qué va a pasar en el futuro y cómo lo va a perjudicar el precio que le van a pagar. Seguramente se perjudicará al productor agropecuario ante el desacople de precios”.
“No va a hacer crecer a la economía con estas medidas que ya han aplicado en reiteradas oportunidades y siempre fracasaron. No son medidas que beneficien a largo plazo al consumidor, y al productor ni ahora ni después”, apuntó.
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